1. Lo que escondía la gestoría (primera parte)


    Fecha: 16/04/2018, Categorías: No Consentido Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos

    ... precioso como ya imaginaba, debió ser mi torpeza porque su mirada se dirigió a mi. Se quedó quieta mirándome en ropa interior. Había llegado el momento, salí en su dirección, ella retrocedió a cada paso mío hasta que se apoyó en el espejo, parecía serena pero sus ojos no se apartaban del brillo que desprendía el cuchillo. -Hola Alisa.- le dije. No respondió, tampoco me importó, me coloqué a su lado, era más alto y eso me daba ventaja, por si acaso le até las manos torpemente con el rollo de cinta aislante que traía en el otro bolsillo. Sonreí, ahora estaba a mi merced y pagaría por sus mentiras, empezaba a notar su nerviosismo, disfrutaba con ello, quería que sufriera, llevé el cuchillo a la altura del esternón, llevaba un sujetador de encaje sugerente que le quedaba perfecto, con un movimiento ágil corté el enganche y este cayó al suelo. Aquellos pechos me pusieron a cien, eran grandes, redondos y firmes. No me detuve he hice lo mismo con su tanga, estaba perfectamente rasurada pues no se le veía el vello púbico; no podía creerme que tuviera a aquella mujer desnuda delante mía, aunque fuera contra su voluntad. La cogí por las muñecas y se las apoyé en la pared por encima de su cabeza, se mostraba dócil ante la amenaza de que le hiciera daño, mientras con la otra mano comencé a jugar con sus tetas, finalmente eran naturales, al contrario de la opinión que corría por el trabajo. Ver como sus pezones se endurecían me excitaba cada vez más y no pude resistir la tentación de ...
    ... bajarla hasta su entrepierna. -Vamos, no me digas que te da vergüenza.- susurré a su oído. Mientras escuchaba mis palabras deslicé el dedo índice entre sus labios vaginales, pude notar cierta humedad, mojé con sus flujos el dedo y lo llevé a su clítoris; su reacción no se hizo esperar, su respiración se agitó aunque su semblante no se modificó. Su piel era suave incluso en aquella parte de su cuerpo, aceleré el movimiento y ella empezó dejar escapar algún que otro suspiro de placer. Me dejé llevar por la situación, aprovechó para lanzar un rodillazo hacia mis testículos sin esperarlo, por suerte reaccioné rápido y solo logró alcanzarme el muslo, pero lo suficiente para separarse y comenzar a correr. Caí de rodillas soltando el cuchillo, traté de agarrarla pese al golpe, la toqué lo suficiente para que tropezara y cayera al suelo, se giró para ver donde estaba sin darse cuenta del error, rápidamente caí sobre ella. Como pude bajé la cremallera y saqué mi erecto pene, gritó y forcejeó todo lo que pudo pero yo era más corpulento. Finalmente se quedó inmóvil con la boca abierta cuando le apreté el cuello con la mano, con mirada de asustada, quizás creía que no sería capaz de hacerle daño hasta ese momento. -¿Crees que puedes escaparte?- dije enfurecido por su ataque. Sin más dilaciones, la penetré, aún estaba húmeda por lo que mi pene entró sin encontrar resistencia; llevado por el placer comencé a moverme, era deliciosa, algo inalcanzable para gente corriente como yo, sus esfuerzos ...
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