1. Lo que escondía la gestoría (primera parte)


    Fecha: 16/04/2018, Categorías: No Consentido Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos

    ... por liberarse eran débiles, la tenía bien cogida sin darle opción. Volví a mirarle, la boca seguía abierta tratando de coger aire, con leves gemidos, aunque su vagina no dejaba de lubricar daba la sensación de que algo estaba haciendo mal, quizás apretaba demasiado y no podía respirar, solté la mano. -Es culpa del Sr. Anro.- Dijo cogiendo una bocanada de aire. Me detuve, la miré incrédulo, seguramente mentía para escapar de aquella situación. -No te creo.- respondí abiertamente. -Te lo aseguro, es la verdad.- contestó al instante. Me levanté confuso, la agarré por las muñecas y la empujé bruscamente de frente sobre la cama, quizás tenía razón, recordé aquel correo electrónico, además tenía muchos más sentido, estaba como poseído de un lado para otro cuando me volví a girar hacia Alisa; del empujón estaba sobre la con el culo en pompa, me quedé en blanco contemplando aquello, su coño afeitado me llamaba poderosamente, era una visión fabulosa y excitante en esa postura. Sin pensar en las consecuencias me agaché delante de ella, agarré fuertemente con las manos cada una de sus nalgas y las separé todo lo que pude, al momento también se abrieron sus labios mostrando su vagina, era una tentación imposible de rechazar y me abalancé con mi lengua, la deslicé de arriba a abajo, un tacto y sabor divino, enseguida me empapé de sus jugos saboreando cada centímetro, hundía mi lengua en su vagina todo lo que pude, olvidando lo que me rodeaba, aquello podía ser un sueño pero no lo era, ...
    ... allí estaba yo lamiendo el clítoris a la mujer más deseada de la oficina. En ese momento, los gemidos de Alisa me sacaron de ese trance, ya no disimulaba y podía oír claramente como jadeaba con su respiración, entonces me di cuenta del detalle, ya no intentaba escapar, no forcejeaba, se limitaba a dejarse hacer. Me levanté y sin decir nada la penetré de nuevo, más lentamente que antes, la sujeté por la cadera y comencé a empujarla contra mi vientre, poco a poco los movimientos eran cada vez más salvajes; el placer era intenso para los dos, solo hacía falta escucharnos para saberlo. Un fuerte gemido fue lo único que escuché antes de sentir como se estremecía su cuerpo. Su vagina se inundó al momento, yo disfrutaba tanto que no me detuve, estaba tan excitado que no podía parar. Ella lo permitió hasta un momento dado. -No puedo más.- dijo agotada. Dudé un momento, pero todo el odio que había acumulado dentro desapareció, por un instante volví a sentirme como la persona que era antes, así que me detuve. Me quedé sin saber qué hacer, cómo podría salir de aquella situación ahora. Alisa se levantó y sin decirme nada me sentó sobre la cama. -Confía en mi.- me dijo sabiendo mis dudas. Su voz sonaba tan suave que me relajé y decidí dejarme hacer, no me quedaba nada y por tanto nada que perder. Sus manos se apoyaron en mi pecho y lentamente me empujó hacia atrás indicando que me acostara, ahora era yo el que estaba nervioso; sentí sus manos agarrándome mi aún excitado miembro, unos suaves ...
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