El conejito tierno de mamá - Relatos Eróticos

El conejito tierno de mamá

... ella, rodeó su delicada cintura con sus brazos, acercándola hacia él.
 Mirándola a los ojos en el espejo, comenzó a hablar con seriedad.

"Mamá, confía en mí, esto está hecho para ti. 
Te ves muy bien con él, un delicioso helado rosado y dulce, si me permites decirlo. 
No te preocupes por el precio. 
Ayer me pagaron en el trabajo.
"Considéralo un regalo mío".

Lucia se quedó sin aliento ante la inesperada, pero sumamente placentera y totalmente bienvenida sensación de que su hijo la abrazara con amor.
 Se relajó en sus brazos, desmayándose mientras él le susurraba al oído.
 Estaba a punto de decir algo en señal de acuerdo, cuando dio un paso atrás.
 Su jugoso culo chocó con su dolorida erección. 
Se quedó paralizada. No había duda. Su hijo estaba duro.
 ¿Por ella? Por supuesto, ¿por qué no lo estaría? Estaba prácticamente desnuda frente a él.

Lucia miró su reflejo en el espejo y se encontró con su mirada enamorada.
 Era un chico tan guapo, un hombre en realidad, pensó orgullosa. 
Cualquier chica sería afortunada de tenerlo. 
¡Y su bulto! Se sentía tan bien y grande contra sus nalgas casi desnudas. 
Deseó que se lo sacara, la inclinara y... ¿y qué? Con un sobresalto, Lucia salió de su trance.
 Al mismo tiempo, Denilson, al darse cuenta de que estaba sosteniendo a su madre casi desnuda y tan sexy, de manera bastante inapropiada, soltó su agarre. 
Su madre se giró y lo miró. 
Parecía estar nerviosa, sus mejillas tenían un adorable rubor rojo intenso y ...

... su voz temblaba.

"Está bien, Conejito Tierno.
 Lo traeré puesto para ti. Gracias".

Por su ayuda, fue recompensado con un rápido beso en la comisura de los labios.


Mientras Denilson conducía a su madre desde el centro comercial hasta su casa, no se sorprendió al notar que su erección no había disminuido de tamaño. Esto no era nuevo para él, estaba acostumbrado a tener erecciones cerca de su madre; no podía evitarlo; ella era tan hermosa, sexy, ardiente, bonita y tierna...

Durante toda la cena, Denilson no dejó de pensar en su madre. Normalmente mantenían una gran conversación entre ellos, pero esa noche Denilson le dio respuestas breves a su madre.
 Y no es que la estuviera ignorando.
 Lucia sonrió con complicidad al sorprenderlo mirándole sus pechos en más de una ocasión.

Después de lavar los platos y mirar un poco de televisión, Denilson le deseó buenas noches a su madre, seguido de su abrazo y beso en la mejilla, como de costumbre. 
Para su deleite, su madre lo abrazó con fuerza y ​​apretó sus pechos contra su pecho. 
Denilson la abrazó fuerte con alegría, deseando tener el coraje de permitir que sus manos se deslizaran un poco hacia abajo y le dieran un suave apretón a su lindo trasero.

Cuando se soltaron, notó que los ojos de su madre brillaban, casi como si supiera lo que estaba pasando por su mente. Le dio un suave beso en los labios. 
"Buenas noches, Conejito tierno. Dulces sueños", dijo suavemente.

Como la mayoría de las noches, después de ...