1. El día que me comí los primeros pies ya de adulto


    Fecha: 10/09/2025, Categorías: Fetichismo Autor: Orellanas, Fuente: TodoRelatos

    ... una presión en la sien, muchísimo calor recorriéndome el cuerpo, y el rabo poniéndoseme más duro. Le di tres bocados suavecitos mientras decía “ñam, ñam, ñam”, para que aquello pareciese parte del juego.
    
    Luisa se rio, no me apartó el pie, ni dijo que tenía cosquillas, ni nada. Se dejó hacer.
    
    Tonteamos un poco más en el agua y en uno de esos giros notó la picha submarina en todo su culo, pero no dijo nada.
    
    Cuando salimos, y estábamos los cuatro, Luisa se puso un poco de crema para hidratar la piel, seca por el cloro. Cuando estaba abordando las piernas, y todavía ligeramente excitado, y un poco pedo, le dije si quería ayuda con los “frigo pinrelitos”. Me miró, me ofreció una bonita sonrisa, y me dijo que sí mientras me daba el bote y me alargaba la pierna hacia mí.
    
    Cogí le crema, unté bien los pies y se los masajeé pies disfrutando de cada curva y cm de aquello. Refrenando los impulsos de morderlos, besarlos y chuparlos.
    
    + Aay, qué gusto... Ya ni me acuerdo de la última vez que me dieron un masaje en los pies.
    
    - No es gratis, me debes un chupito.
    
    + Dos, uno por cada pie.
    
    - Me parece un trato más que razonable, doña Luisa.
    
    Clara dijo que también quería, que tenía envidia, y se los puso encima a Raúl para que se los masajease, pero Raúl era torpe y masajeaba sin mucho tacto. Mientras, Luisa, le decía que haberse echado un novio más hábil.
    
    + Pues el yogurín este va a enamorar, porque no veas qué bien los da.
    
    - Es un talento nato.
    
    + Qué ...
    ... envidia…
    
    Me costaba fingir naturalidad. Notaba mi cara roja, mi pulso en la sien, mi rabo latiendo, y sus suaves pies recorridos por mis 10 dedos sin parar. Me estaba poniendo morado.
    
    + Estaría todo el día así… Pero me tengo que ir. He quedado más tarde y se me tiene que bajar un poco el pedo.
    
    Pensé rápido. Sabía que tenía que subir a cambiarse, yo también tenía mis cosas arriba, tenía la pija dura y podía ser momento de exhibirme delante de ella.
    
    - ¿Qué hora es?
    
    + Las 19h30.
    
    - Buena hora para ir un poco taja, pero sí, también me tengo que ir. Raúl, ¿me dejas las llaves? Subo, me cambio y te las bajo.
    
    Raúl me las dio y me guiñó el ojo, Clara seguía empeñada en que Raúl le diese un masaje por A o por B. Que si yo podía, siendo mucho más joven, él tenía que saber mejor por experiencia vital.
    
    De camino al ascensor íbamos hablando de banalidades, mi rabo se había desinflado un poco, pero era un poco notorio aquel bulto inflamado cual reacción alérgica.
    
    En el ascensor vi que Luisa echó un par de vistazo mientras hablábamos. La sangría le hacía un poco más descarada. Le debía gustar el efecto que causaba, y debía preguntarse cómo era posible que la tenía dura si lo único que le había tocado eran los pies.
    
    Yo le miraba de manera furtiva los pies, tan bonitos y pequeños, con sus uñas rosas en esas chanclas de dedo. El impulso constante de agacharme y tocárselos. Fantaseando con lamerlos bien del todo y succionar cada uno de esos dedos hasta quitarle el ...