Los dibujos de mi hijo Hugo
Fecha: 11/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Jon Dom 50, Fuente: TodoRelatos
Queridos lectores, me llamo Alba. Tengo 35 años. Vivo en un chalé de dos plantas en San Cristóbal de la Laguna, Tenerife. Vivo junto a mi hijo Hugo, rodeada de buganvillas, palmeras y un par de gatos. El aire aquí es cálido, húmedo, como si la isla misma respirara deseo.
Quiero hablarles de mi historia. Permítanme decirles que han sido unos años complicados para mi, de muchas dudas, de morboseo cotidiano, de roces prohibidos y de un juego de poder sutil entre mi hijo y yo.
No ha habido un acto impulsivo de mi adolescente, sino que hemos ido tejiendo, con gestos aparentemente inocentes, pero cargados de intención, un mundo de erotismo a nuestro alrededor. Nuestro pequeño y mágico universo. Único y especial.
Nací en un pequeño pueblo de Lérida en La Vall Fosca. Mis padres vinieron a vivir a Tenerife por motivos laborales y en mi primera relación sexual, por la inexperiencia, me quedé embarazada de Hugo, mi único y querido hijo.
Entre Hugo y yo hemos creado ese espacio íntimo con cada mirada, cada roce, cada palabra ambigua, como una caricia en la piel.
Sé que muchas madres que me lean creerán que soy una pervertida y una loca. Que mis actos han sido muy terribles. Y lo comprendo e incluso, por momentos, lo comparto. No me juzguen, solo escuchen mi historia. Me quema en mi interior y necesito sacarla fuera y compartirla con ustedes.
Tuve a mi hijo, Hugo, cuando yo solo tenía 17. Su padre, de profesión camionero era 5 años mayor que yo.
Lamentablemente ...
... falleció en un accidente cuando Hugo tenía cinco. La empresa falló en el mantenimiento del camión. Nos indemnizaron bien. Y, por si el destino quería burlarse de mí, me tocó la lotería: 200.000 euros.
No fue riqueza: fue libertad. Compré esta casa. No trabajé más. Alquilé el piso dónde vivíamos y con eso y la paga de viudedad hemos podido llevar una muy buena vida. No me gusta gastar y he educado a mi hijo en la misma filosofía de vida discreta y guiada por la frugalidad.
Y empecé a vivir para mi hijo. Primero como madre y ahora como mujer.
Hugo tiene 18 años. Mide metro noventa. Juega al fútbol en el CD Laguna. Tiene las manos grandes, los hombros anchos, y unos ojos oscuros negros, heredados de su padre que ya no miran como los de un niño. Ahora son una mirada oscura y desafiante, buscando su lugar en el mundo.
EL PRINCIPIO DEL MORBOSEO
Y desde hace meses… me desea. ¿Cuánto tiempo exactamente? No les sé decir. Pero eso es algo que las mujeres notamos y más siendo madres. Queremos que no suceda, pero la realidad es muy terca y conduce el deseo por senderos complejos y desafiantes.
No lo dice.
Pero lo sé.
Por cómo me mira.
Por cómo me toca.
Por cómo convierte cada gesto cotidiano en un juego de poder.
Todo empezó con los dibujos.
—Mamá —me dijo hace unos meses—, necesito practicar el desnudo. Me ha dicho mi profesor que podemos buscar imágenes en Internet o, mejor hacerlo con una persona real.
Yo me reí.
—¿Y por qué no buscas modelos en tu ...