1. Los dibujos de mi hijo Hugo


    Fecha: 11/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Jon Dom 50, Fuente: TodoRelatos

    ... tengo bonito...
    
    —Claro. Túmbate boca abajo.
    
    Lo hice. No era necesario, pero me desnudé toda. Cada vez era algo más natural entre nosotros.
    
    Y me estuvo observando mi culo, tocándome... Se detuvo.
    
    —Tienes que depilarte mejor. Ves al baño que así no te puedo dibujar.
    
    Ruborizada me retiré, me depilé muy bien por delante y por detrás. Regresé y le pedí que me mirase.
    
    —Ahora sí. Perfecto. —Tuve una sonrisa triunfante al sentirme observada en todas mis intimidades por mi hijo adolescente y pasar el examen.
    
    Con esos pelos no haces honor a tanta belleza, mami.
    
    En otra ocasión tuvimos un poco de riña. Yo había quedado para salir con mis amigas y mi hermana y me puse un vestido demasiado corto, según él.
    
    —¿Vas a ir así?
    
    Asentí. Se acercó a mí con mucha seguridad.
    
    —Ven. —Me cogió de la mano (me encantaba cuando lo hacía) y me llevó a la habitación frente al gran espejo. — Mira esto mamá. Es demasiado corto. Apenas tapas las braguitas. —Me cogía el vestido, lo subía un poco, mientras con la otra mano tocaba mi culo descaradamente. Aprovechaba para rozar su polla en mis caderas.
    
    —Eres un poco exagerado Hugo. Pareces el celoso de tu padre. —Dije riendo.
    
    Vas a poner a todos los hombres malos hoy mamá, eres muy pícara. Río también Hugo y me daba una nalgada.
    
    —Vete así pero luego no digas que no te avisé si te miran demasiado o te intentan tocar los babosos con los que bailas. Quiero que me cuentes todo.
    
    —Lo haré, amor.
    
    Todos los días veíamos ...
    ... la tele juntos en el sofá. Teníamos un sofá grande en forma de L con espacio de sobras para que ambos estemos cómodos.
    
    Yo me hacía la friolera y le pedía que nos tapemos y me abrazase. Me sentía muy protegida junto a él. El calor de su cuerpo. Su aroma de adolescente me volvía loca. Sentir cada rincón de su cuerpo.
    
    Poco a poco ese juego fue haciéndose más intenso. Cuando veíamos una película con escenas eróticas él se empalmaba terriblemente y se rozaba en mi culo. Yo movía un poco también para ayudarle y le miraba.
    
    El juego se hizo perturbador. Me decía «Mamá» y su tremenda erección se rozaba contra mí durante una eternidad. Yo le cogía el cuello con una de mis manos. Siempre de espaldas a él. Podíamos estar así, él rozándose yo ayudándole con mi culo.
    
    Él me abrazaba y me besaba en el cuello. Yo le pedía un beso en la boca. Me besaba lentamente, metiéndome su lengua mientras me tocaba un pecho. Le devolvía el beso y movía mi culo. Era una situación especialmente compleja y morbosa, pero me encantaba. Nos encantaba.
    
    Finalmente, besándome en los labios y tocándome un pecho se corría y yo me llenaba de gozo al poderle ayudar con su energía sexual.
    
    —Límpiate amor y vuelve aquí.
    
    Prefería que se masturbase conmigo que solo en la habitación mirando porno.
    
    Y así pasaban los días con mucho cariño, morbo, llenos de ideas perturbadoras.
    
    LAS SIESTAS INFINITAS
    
    Cuando llegaba del instituto comíamos y hacíamos una larga siesta en mi cama. Necesitaba sentirme ...
«1234...8»