1. El Juego del Tío y la Sobrina - Parte 2


    Fecha: 17/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Daniela Brito, Fuente: TodoRelatos

    ... aferraron al borde de la mesa, como si necesitara un ancla para no hundirse en el remolino de emociones que la arrastraban.
    
    "¿En serio voy a hacer esto? ¿Delante de todos?"
    
    Pero incluso mientras la duda arañaba su mente, su cuerpo ya respondía. La humedad entre sus muslos era imposible de ignorar, y el collar de perlas azules —tan frío contra su piel marcada— parecía pesar más, recordándole su lugar.
    
    Pablo no esperó una respuesta. Con un gesto firme, tiró del collar, obligándola a ponerse de pie. Los tacones altos tambalearon bajo su peso, pero él la sostuvo, no por compasión, sino para asegurarse de que todos vieran cómo su sumisa caminaba hacia el escenario por voluntad propia.
    
    El escenario era un círculo de madera gastada, iluminado por focos que hacían brillar las gotas de sudor en la piel de quienes lo habían ocupado antes. Eva sintió las miradas clavadas en ella, como cuchillos que diseccionaran cada centímetro de su cuerpo expuesto. Alguien en la multitud silbó, otro murmuró algo sobre "la nueva", pero Pablo no permitió que se detuviera. Con un empujón suave pero innegable, la colocó en el centro, frente a un poste de metal que sobresalía del suelo.
    
    —Ponte de espaldas —ordenó, y su voz, aunque baja, resonó en el silencio repentino del galpón.
    
    Eva obedeció, enfrentando ahora al público que observaba con ojos hambrientos. Algunas mujeres se mordían los labios, otros hombres ajustaban sus pantalones, pero todos compartían la misma expresión: el ansia de ...
    ... ver qué haría el dominante con su presa.
    
    El primer azote llegó sin previo aviso. La fusta de Pablo, flexible y precisa, se estrelló contra sus nalgas ya sensibles, dejando una línea de fuego que hizo que Eva arqueara la espalda con un grito ahogado.
    
    —¡Ah! —escapó de sus labios, pero antes de que pudiera recuperar el aliento, el segundo golpe cayó, esta vez más bajo, rozando los pliegues sensibles entre sus nalgas y sus muslos.
    
    El dolor era agudo, punzante, pero con cada latigazo, algo dentro de Eva se desenredaba, como si las ataduras de su moral se rompieran una a una. Para el quinto azote, ya no gritaba, sino que gemía, y para el décimo, sus piernas temblaban no por el deseo de escapar, sino por la necesidad de más.
    
    —Mira cómo brilla —murmuró Pablo, pasando una mano por la piel enrojecida de Eva antes de volver a levantar la fusta—. Todos ven cómo disfrutas, ¿verdad?
    
    Eva no pudo responder. El siguiente azote cayó sobre sus hombros, luego en la parte baja de su espalda, después en los muslos. Cada golpe era meticulosamente colocado, cada marca una obra de arte en el lienzo de su piel. Y entonces, sin que sus dedos tocaran siquiera su entrepierna, sintió el primer orgasmo acercarse.
    
    "¿Cómo…? Esto duele… pero…"
    
    Pero el cuerpo de Eva ya no respondía a la lógica. Las lágrimas corrían por sus mejillas, mezclándose con el rímel que ahora manchaba su rostro, pero su respiración era entrecortada, sus caderas se movían involuntariamente, buscando fricción donde ...
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