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Terapia con mi tía
Fecha: 18/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cuarto a descansar un rato. — finalicé, para que me dejara en paz. —Está bien, cariño — dijo, por fin dejándome ir. Hice el camino a mi habitación en dos pasos. Seguía en la edad donde me fastidiaba la presencia de toda mi familia sin importar sus buenas intenciones. Y es normal. Pero con mi tía Sofía había un problema mayor: estaba buenísima. Un par de tetas portentoso y un trasero, no inmenso pero bien formado. Ella se encontraba en los 36, así que una MILF no era, pero ya su cuerpo comenzaba a remplazar las bendiciones de la juventud con las delicias de la madurez. Me tumbé en la cama. Con el paso de los años, algo en ella se había transformado. Su búsqueda incesante de la excelencia profesional había consumido gran parte de su carácter alegre. Ahora, cada interacción parecía una sesión de terapia improvisada. Pero eso no quitaba que estaba deliciosa. Sus pechos, generosos y firmes, se marcaban tentadoramente bajo sus blusas profesionales. Su trasero, aunque no exageradamente grande, tenía una forma perfecta que hacía que mis ojos se desviaran involuntariamente cada vez que pasaba cerca. En fin. Me quedé un rato tumbado en la cama, dándole vueltas a todo. El calor era sofocante y sentía cómo el sudor se me pegaba a la piel. Casi sin darme cuenta, mi mano empezó a bajar por mi cuerpo. Como quien no quiere la cosa, me desabroché el pantalón y comencé a menearme la verga. Era algo que hacía todos los días, a veces hasta dos o tres veces, para ...
... qué negarlo. Y con este calor, seguro que en verano acabaría haciéndolo aún más. Andaba tan cachondo que ni porno necesitaba, sólo cerré los ojos y dejé que mi mente vagara libremente por mi repertorio personal de fantasías. Terminé a los pocos minutos, pero tampoco era algo de lo que tuviera que preocuparme, pues tenía bastante control de mis eyaculaciones, sin embargo como me encontraba solo en la habitación no había razón para prolongar el acto. Encendí el ordenador y navegué por YouTube para distraerme. Estaba viendo un gameplay cuando oí la voz de mi madre llamándome a cenar. Bajé las escaleras con lentitud y noté conversaciones susurrantes en la cocina. Era mi madre hablando con mi tía Sofía, discutiendo algo en secreto. Me quedé quieto, intentando escuchar pero sin éxito. De repente, las voces cesaron y el sonido de sillas arrastrándose llenó el silencio. Entré en la cocina y me encontré con las miradas sorprendidas de mi madre y mi tía. Me senté a la mesa, percibiendo una tensión en el ambiente difícil de descifrar. Cenamos en un incómodo silencio, sólo interrumpido por el tintineo de los cubiertos contra los platos. A pesar de ello, no había hostilidad entre nosotros. Papá llegaría más tarde, lo que nos permitió cenar con Sofía durante su visita poco frecuente. Cuando apenas quedaban unas zanahorias en mi plato, mi madre se aclaró la garganta. El sonido rompió abruptamente el silencio reinante durante toda la cena. —Adrián, cariño —comenzó, su voz ...