1. Terapia con mi tía


    Fecha: 18/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... una mirada cómplice. Finalmente, Sofía propuso:
    
    —Adrián, ¿qué te parece si hacemos un trato? Probamos con una sesión, solo una. Si después de esa primera vez sientes que no es para ti, lo dejamos y no insistimos más. ¿Te parece justo?
    
    Miré a mi madre, buscando apoyo, pero ella asintió con entusiasmo:
    
    —Me parece una idea excelente. Solo una sesión, hijo. Por favor.
    
    El resto de la plática me parece innecesario de contar, pues es obvio que terminé accediendo…
    
    Llegó el viernes más rápido de lo que esperaba.
    
    Me encontraba parado frente al edificio donde tenía su consultorio, con una mezcla de fastidio y ansiedad revolviéndome el estómago.
    
    Podría estar en cualquier otro puto lugar: en el parque con mis amigos, en el cine, o simplemente tirado en mi cama jugando videojuegos. En cambio, aquí estaba, a punto de someterme a lo que seguramente sería una hora de incómodo escrutinio psicológico.
    
    Suspiré profundamente y entré al edificio. El ascensor subió lentamente hasta el quinto piso, cada piso marcado por un suave ‘ding’ que sonaba como una cuenta regresiva hacia mi perdición. Al llegar, caminé por el pasillo. Llamarla oficina era un poco demasiado, realmente era una extensión de su departamento que tenía conexión con el pasillo pero también estaba conectado a su casa. La puerta del consultorio de Sofía tenía su nombre grabado en una placa dorada: «Dra. Sofía Hernández – Psicóloga».
    
    Y ahí estaba Sofía, sentada detrás de un escritorio. Su cabello estaba ...
    ... recogido en un moño apretado, y llevaba una blusa blanca abotonada hasta el cuello y una falda lápiz negra.
    
    Sobra decir que su blusa se estiraba estratégicamente sobre su busto. Tanto que se podía ver el color de su brasier: blanco, supuse que sería a juego con sus bragas y no pude evitar preguntarme cómo serían ellas. Ella notó que me tardaba más de lo normal en reaccionar.
    
    —Bienvenido, Adrián —dijo, señalando el sofá—. Por favor, ponte cómodo.
    
    Me senté.
    
    —Esa es la peor forma de recibirme si quieres crear un ambiente cómodo.
    
    —¿Cómo? — respondió, claramente desconcertada.
    
    —Sí, la formalidad choca con el ambiente que quieres crear… — expliqué, y después de ver cómo su rostro se recomponía casi inmediatamente añadí — Bueno, pensé que ya que estoy acá puedo darte feedback en tiempo real.
    
    Sonrió.
    
    —Gracias, lo aprecio Adrián, pero preferiría que primero tuviéramos esta sesión pretendiendo que somos un paciente y una profesional en una sesión real.
    
    Ah, vale… —dije de manera falsamente calmada— entonces, ¿esto es una farsa no? Su rostro se constriñó suavemente. —Porque tú vas a tener pacientes reales, con problemas reales. Venga, empecemos: Me llamo Adrián y vengo porque ayer mojé la cama.
    
    Sofía se tomó unos segundos para recalcular su estrategia.
    
    —Adrián, entiendo que esta situación puede resultarte incómoda. Pero quiero que sepas que estoy aquí para escucharte sin juzgar. Esto puede ser una oportunidad para ambos.
    
    Solté una calculadísima risa ...
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