Es mi responsabilidad reemplazar al jefe
Fecha: 24/09/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Blue Planet, Fuente: CuentoRelatos
Muchas cosas pueden pasar en un año, algunas personas cambian tanto que son irreconocibles, otras se dan el valor de cambiar algunos aspectos de su vida, pero también existen los que sufren y pierden su esencia.
Recorrer las calles de mi pueblo se siente nostálgico pero doloroso, hace un año decidí irme de acá y dejar todo atrás, no podía mirar los rostros de las personas a las que hice sufrir y aún peor no podía imaginar empezar mi servicio sin tener esa voz dando ánimo a todos. Fui un oficial de policía, estaba feliz por la designación en mi pueblo natal, todos los días había una reunión matutina, seguida de una ronda por la zona asignada a cada uno. Luego según el turno que correspondía tocaba patrullar, guardia u otra cosa, no era una vida simple, pero si muy satisfactoria.
Siempre me destaqué por mi estatura desde la escuela que sufrí de burlas, mi familia se destacaba por ser altos y yo no era la excepción. Cuando ingresé a la academia otra vez la altura me jugó en contra poniendo los ojos de los instructores en mí, fue una época dura de mi vida, pero se calmó cuando fui asignado a la unidad 771 a cargo del oficial Pablo Delfos, un hombre en los fines de los 30 años, muy activo quien escaló rangos en forma récord, él fue quien me guio y orientó en todos los sentidos de mi vida.
El primer día estábamos formados los 6 nuevos oficiales en el patio de la comisaría, a pesar de que viví casi toda mi vida en este pueblo nunca había entrado, bueno tampoco es como que ...
... hubiera vivido en el pueblo en sí, más bien mi familia tiene una granja a 30 minutos del pueblo. La presentación fue menos intensa de lo que estábamos acostumbrados, en la academia nos habían informado que entra más lejos de la capital más relajado es el ambiente y estábamos viviendo eso en persona.
Las primeras rondas eran estresantes, aún con el cerebro lavado de la academia veía en cada esquina posibles peligros o delitos, los turnos nocturnos eran tormentosos debido a lo alerta que me encontraba esperando algún llamado. Fueron 2 meses tortuosos hasta que me tocó acompañar al oficial Pablo a una ceremonia del gobierno, esa noche arreglé mi uniforme lo máximo posible, lustre mis zapatos hasta que pudiera reflejarme en ellos y sobre todo me afeité para lucir impecable.
Eran las 8 de la mañana y estaba citado para las 9:30, los más antiguos se reían por mi seriedad, pero no me importaba aún está en mi mente las instrucciones de la academia y el estricto rigor de ser un uniformado. A las 9:10 llega el oficial y nos disponemos a ir en automóvil hacia el evento, la primera conversación fue incómoda debido a la diferencia de frecuencia en la que estaba nuestro humor, por un lado, yo estresado y rígido en cambio el oficial relajado y amable.
No tardó más de 20 minutos el oficial Pablo en romper el hielo y ya estábamos hablando amablemente, congeniamos rápidamente recordando sus tiempos de instrucción y yo hablando de mi vida en el pueblo.
Desde ese día me convertí en su ...