1. Umbral III – El Cuerpo Vacío


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: GRQ, Fuente: TodoRelatos

    El lunes parecía un día cualquiera.
    
    El sol caía oblicuo sobre la acera. Sofía bajó del autobús con la bufanda apretada al cuello. Bajo el abrigo, el body rojo. Bajo la manga, la cinta negra. Nadie lo sabía. Pero ella sí.
    
    Una vibración en el móvil.
    
    Bruno: «Hoy te recojo. 16:00. Lleva falda. Y el colgante. No respondas.»
    
    Sofía no lo hizo.
    
    El reloj marcaba las 15:59 cuando un coche oscuro se detuvo frente a la salida del conservatorio. No era el coche habitual de Bruno. Era un modelo antiguo. Discreto. Polarizado.
    
    La puerta del copiloto se abrió sola.
    
    Sofía subió.
    
    Bruno no habló. Llevaba gafas de sol. Camisa gris. El brazo izquierdo sobre el volante. Solo cuando se incorporó al tráfico, dijo:
    
    —Abre las piernas.
    
    Ella obedeció. Nadie lo vería. La falda caía sobre los muslos como un telón.
    
    —¿Llevas la prenda?
    
    —Sí, señor.
    
    —¿Y la cinta?
    
    —También.
    
    Bruno sonrió apenas.
    
    —Bien. A partir de ahora, la obediencia será sin entorno preparado. No hay vela. No hay círculo. Pausa. —Solo yo. Y tú. Pausa. —Y el mundo como escenario.
    
    Sofía tragó saliva. Se dio cuenta de que la ciudad se le hacía distinta con él al lado. Cada peatón, cada escaparate, cada semáforo… eran testigos silenciosos de lo que no podían ver.
    
    —Hoy harás algo nuevo —dijo Bruno—. Algo que no depende de mí. Pausa. —Entrarás en una tienda y elegirás una prenda. Lencería. Lo que tú quieras. Pausa. —Pero al probártela, repetirás una frase para ti misma, mientras te ...
    ... mires al espejo. Pausa. —“Esto no me lo pongo para gustarme. Esto me lo pongo para cederme.”
    
    Sofía se estremeció.
    
    —¿Y luego?
    
    —La pagarás. La envolverán. Y la entregarás… sin abrir… a mi nombre, en recepción del estudio.
    
    —¿Yo no me la quedo?
    
    —No. Yo decidiré cuándo la verás. Y cómo.
    
    Sofía asintió.
    
    Bruno giró el volante. Entró en una calle lateral. Se detuvo frente a una boutique pequeña, con cristales ahumados.
    
    —Tienes veinte minutos. No más. Pausa. —Cuando salgas, no me busques. Caminarás sin saber si te observo.
    
    Ella abrió la puerta. El aire frío le rozó los muslos.
    
    Antes de bajar, Bruno dijo una última cosa:
    
    —Hoy no se trata de que te guste lo que compras. Pausa. —Se trata de que recuerdes que tu deseo… se viste para mí.
    
    El timbre de la puerta sonó suave cuando Sofía entró.
    
    El local era pequeño. Cálido. Iluminado con bombillas bajas y música instrumental de fondo. Lencería delicada colgaba de perchas de cobre: encaje, seda, transparencias. No había nadie más, solo una dependienta de mediana edad con moño y gafas de pasta.
    
    —¿Te ayudo en algo? —preguntó con voz amable.
    
    —Solo miro, gracias —dijo Sofía.
    
    Caminó despacio entre los estantes. La mano rozaba suavemente la tela de un sujetador de encaje burdeos. Un body semitransparente. Un conjunto verde oliva con bordado floral. Todo le parecía lejano. No estaba eligiendo para gustarse. Estaba buscando qué parte de sí se atrevería a entregar.
    
    Y entonces lo vio.
    
    Un conjunto ...
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