Gabriela: Mi primera vez con una mujer… - Relatos Eróticos

Gabriela: Mi primera vez con una mujer…

... que piensas. Eran… —Lucía buscó las palabras—. Más eróticas. Sensuales.

—¿Y Matt vio esas?

—Algunas. No todas.

Graciela asintió, como si todo encajara de repente.

—Por eso reaccionó así.

Lucía se mordió el labio inferior.

—Puede ser. Pero si realmente me amaba, no debería haber dudado de mí.

Graciela no discutió eso. Simplemente tamborileó los dedos sobre la portada del book antes de levantar la mirada.

Lucía se inclinó y pasó las páginas hasta detenerse en una imagen diferente.

—Quiero que veas a Emma.

Graciela se enderezó y miró la fotografía.

Emma aparecía en un estudio minimalista, vestida con un sencillo body negro. Su mirada era intensa, desafiante. Su belleza era más cruda, menos etérea que la de Lucía, pero igual de impactante. Ojos grandes y oscuros, labios gruesos, una melena desordenada que le daba un aire rebelde.

—Joder —murmuró Graciela—. Es preciosa.

Lucía acarició la imagen con la punta de los dedos.

—Lo era.

El silencio entre ellas se cargó de significado.

Graciela pasó a otra foto: Emma con una chaqueta de cuero y nada debajo, apoyada contra un muro de ladrillo; Emma en una ventana, fumando, con la mirada perdida.

—Tenía una presencia increíble —dijo Graciela, pasando otra página.

—Y un talento inmenso —añadió Lucía—. Pero…

Graciela suspiró y cerró el book con delicadeza.

—¿Sabes qué veo aquí, Lucía?

—Dime.

—Una mujer que podría haber sido cualquier cosa. Que aún puede serlo.

Lucía bajó la ...

... mirada.

—Ya no. Me temo que esa faceta de mi vida se ha acabado. Demasiados errores, y un mundo muy complicado. Se me ha pasado el arroz. Ahora solamente puedo aspirar a otro tipo de reportajes. Aunque… muy bien pagados.

—Si sigues luchando, tal vez puedas regresar a esto —insistió Graciela señalando el book—. Pero tienes que decidir qué hacer con eso. Y dejar de aferrarte a cosas que sólo te arrastran hacia abajo.

—Los reportajes eróticos no son tan malos. Créeme. He tenido una mala experiencia, pero en general son sesiones limpias, con más glamour del que puedas imaginar. Si el fotógrafo es bueno, tienen una calidad similar a los reportajes de moda.

—¿Me enseñarías esas fotos también? Me gustaría verlas.

Lucía se mordió el labio cuando Graciela insistió.

—Si realmente quieres verlas, tendrá que ser en mi casa. No quiero llevar esas fotos por ahí.

Graciela levantó una ceja, intrigada.

—¿Son tan fuertes?

Lucía desvió la mirada.

—No es porno, pero… son muy íntimas.

El fin de semana siguiente libraban las dos, así que Lucía invitó a Graciela a tomar algo a su piso. Si quería ver las fotos, tendría que ser allí. Cuando se encontraron en el pequeño apartamento de Lucía, la expectación flotaba en el aire. Preparó unas copas, y puso música de fondo.

Sacó una caja de cartón de un estante alto y la dejó sobre la mesa del salón. Respiró hondo antes de levantar la tapa y sacar un segundo book, más grande y pesado. Lo abrió con cautela y se lo pasó a ...