La familia del marido de mi hermana (13) - Relatos Eróticos

La familia del marido de mi hermana (13)

... esa vergüenza, hablando conmigo, ya la habías superado.

- Un poco si, pero son muchos años de pudor y rigidez en mis actos para cambiar en una semana.

- Pues tendremos que practicar más.

- ¿Cómo? – noté sorpresa en su voz, pero a la vez entusiasmo.

- Me has dicho que estabas sola, ¿Verdad?

- Si, claro.

- Pues es un buen momento para vencer un poco ese pudor que todavía domina tu mente. Vamos a colgar y te llamaré yo pero, en vez de una llamada te haré una video llamada.

- ¿Para vernos?

- Exactamente. Para vernos mientras hablamos. Me gustaría ver ese nuevo bikini que te has comprado pensando en mí.

Colgamos y me quité la camiseta y los pantalones para quedarme en calzoncillos. Me senté en el sofá e hice la vídeo llamada dejando el móvil sobre la mesa baja enfocando la cámara hacia mí. A esa altura, y con las piernas algo abiertas, el primer plano que iba a ver era el de los calzoncillos, aunque también podía ver el resto de mi cuerpo con el torso desnudo.

A ella le había quedado claro que quería verla con el bikini, y también colocó el móvil sobre la mesa del jardín y se alejó un poco para que pudiese verla de cuerpo entero.

Cuando las imágenes aparecieron la vi de pies, enfundada en un bikini negro con tonalidades verdes oscuras con algo de brillos.

- ¿Te gusta? – oí su voz alejada mientras intentaba moverse sinuosamente.

Sus grandes y descolgadas tetas se apretaban bajo la tela que las intentaba mantener erectas, y el triángulo de la ...

... parte de abajo tapaba su chochito y subía hasta que se convertía en dos tiras de tela que rodeaban sus caderas dejando el muslo al aire y parte de los glúteos.

- Te queda de maravilla. – la halagué.

- Gracias. – replicó tirando de las cintas de la braguitas hasta ponerla en lo más alto de las caderas – Me he tenido que depilar para que no se viera el vello.

- Ummmm… Tendré que probar ese chochito sin pelos.

Noté una ligera mueca a modo de sonrisa. Me daba la impresión de que lo que más le iba a costar era cambiar esa cara de estirada, pero en el fondo era una de las cosas que me ponían de ella. Se acercó a su móvil y miró con fijeza la pantalla.

- Tú no estás en bañador, pero casi. – me dijo con su gesto seco.

- Quería que estuviésemos en igualdad de condiciones. – me toqué la polla por encima de los calzoncillos con descaro notando cómo ya adquiría volumen.

Se sentó en una silla, y sin dejar de mirar la pantalla le dio un trago al vaso de zumo que tenía sobre la mesa.

- ¿Cuándo nos vamos a volver a ver? – me preguntó con seriedad.

- Cuando te deshagas de esa vergüenza.

- Eres un poco borde. – dijo con ese rictus serio y algo enfadado – Ya he hecho muchas cosas que me sobrepasaban estando contigo.

- Y puedes hacer más, si te lo propones.

- ¿Más? ¿Qué más quieres?

- De momento que te quites el sujetador del bikini.

Me miró con mala leche.

- ¿Es que te pone cachondo verme los pechos a través de la pantalla? – continuó con su seriedad ...