La familia del marido de mi hermana (13) - Relatos Eróticos

La familia del marido de mi hermana (13)

... presenta un amigo que está como loco por follarse a una putita como tú. – le solté poniendo la mayor sonrisa de cabrón de la que era capaz.

Ya se lo había insinuado una vez y no pareció molestarle, aunque no sé lo había dicho de la misma forma. Pero si respuesta me dejó pasmado.

- ¿Es tan cabrón como tú?

- No, pero… es más grande que yo y tiene un buen rabo.

Agachó la cabeza para mirar al suelo en un estado pensativo. La dejé que lo meditará unos largos segundos.

- ¿No me dará problemas? – preguntó levantando la cabeza – No quiero joder mi matrimonio. – apostilló.

- Tranquila. Ya te dije que el está casado y tampoco quiere fastidiar el suyo. Solo quiere follar… como tú. – apuntillé al final de la frase.

Volvió a agachar la cabeza. A pesar de todo lo que acababa de hacer y de decir, todavía podía notar algo de vergüenza en sus angulosas facciones.

- De acuerdo. – levantó la cabeza de nuevo - ¿Cuándo me lo presentarás? Aunque no te aseguro que vaya a hacer nada con el hasta que no le conozca y decida si me gusta.

- Me ...

... parece razonable.

Otro silencio.

- Podrías pasarte esta tarde a tomar café. Van a venir mi hermana y su marido. Creo que le gustará verte.

Intenté que no viese mi gesto de “pufff, menuda mierda, otra reunión familiar”.

- No soy de vuestra clase. Quizás el senador se sienta incómodo con mi presencia.

- ¿Antonio? ¡Qué va! Antonio es un tío muy majo y simpático. Si Paula le cae bien, creo que tú le caerás mejor.

- ¿Conoce a Paula? – me hice el despistado.

- Se han visto varias veces en mi casa y le gusta reírse con ella. Supongo que su ordinariez es también un atractivo. – dijo despectivamente.

Empezó a parecerme interesante conocer a todo un senador que era un putero. Claro que le caía bien Paula, sobre todo porque su hija se la chupaba… y quizás también ella, pensé sonriendo. Pero pareció interesante conocerle, sobre todo porque iba a volver a ver a Sara, y eso era más interesante.

- Vale. Ya te daré un toque si decido ir.

- Te deseo. – me dijo antes de colgar.

“Tu lo que deseas es un buen rabo” Me reí al colgar.