La familia del marido de mi hermana (13)
Fecha: 02/10/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... simulaba un robusto glande, contra su raja. Comenzó a moverlo, adelante y atrás, y el enorme rabo empezó a penetrar en su coño. La escena me produjo un morbo y una excitación brutal, y empecé a pajearme.
- Así… Notas cómo me muevo – seguí susurrando – Cómo voy metiendo mi polla en tu coño, que se calienta cada vez más. Te sientes sucia, guarra y zorra, y eso te excita más, y a tu chochito le apetece más rabo. Un buen rabo, como el que tienes entre las manos.
Ya se había metido un buen trozo, seguro que suficiente para tener un buen orgasmo si lo seguía moviendo, pero estaba seguro de que sí seguía hablando, excitándola y provocándola, se lo metería entero.
- Ya estás muy caliente, muy zorra, pero sabes que tienes una buena verga y quieres aprovecharla. Sabes que si sigues meneándola, empujándola, apretándola contra tu chochito, el orgasmo será tremendo.
La movió más deprisa, empujando con fuerza, a la vez que se apretaba las tetas cómo nunca se las había apretado yo. Me estaba poniendo más cardíaco que cuando me la follaba, y se me ocurrió algo más.
- Sientes cómo te estoy follando, disfrutando de tu jugoso chochito, y tú, disfrutando de una buena polla, grande y gorda, como te gustan, pero quieres más. Quieres ponerte más guarra, más puta antes de correrte, y me pides que te chupe los pezones.
Abrió más los ojos para mirarme, como si no lo entendiera.
- Tienes unas tetas grandes y preciosas y te será fácil cogerte una y llevar el pezón hasta tu boca para ...
... comértelo… como te los como yo.
Mis palabras susurrantes y profundas iban horadando su cerebro, derribando muros y tabúes que la habían atenazado durante años. El fuego que llevaba dentro afloraban con fuerza, y ya no podía soportar esa quemazón.
Se agarró uno de los pechos por la parte de abajo y lo subió lentamente hasta que el duro pezón rozó sus labios. Los abrió con timidez para besarlo y paso la lengua por la enrojecida cerecitas impregnándola de saliva. Una lamida suave llevó a otra… y a otra, hasta que sus finos labios lo atraparon y lo succionarlo con fuerza haciendo que ese hecho cambiará el rictus de su estirada cara.
Levantó la vista y me miró con fijeza. Por primera vez vi en sus ojos la furia y la fiereza del animal que llevaba dentro.
Con una mano sujetaba su pecho mientras devoraba el pezón con deseo, y con la otra meneaba la enorme verga metiéndola y sacándola de su mojado coño. No tuve que decirla nada más, porque ya lo había decidido por si misma; estaba dispuesta a meterse el rabo de látex entero y a disfrutar de su tamaño y su dureza.
La oí gruñir a cada empujón que le daba a le verga, como un animal furioso, hasta que consiguió meterse la entera. Ya no chupaba el pezón, más bien lo mordía entre gemidos o gruñidos. Agarró el otro pecho e hizo lo mismo con el duro pezón hasta dejarlo completamente enrojecido.
La mano con la que sujetaba la verga la empezó a mover a gran velocidad y ver cómo ese pedazo de cimbel entraba y salía de su coño ...