LO FILMO PAPA (PADRE E HIJA)
Fecha: 02/10/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: luisfa60, Fuente: RelatosEróticos
... hombres les gusta. ¡¡¡Cuanto placer!!!
Tocar, acariciar, chupar, lamer, succionar, secuencia que se repetía a distintos ritmos. Su miembro comenzó a latir como avisando el final esperado, pero mi papá no quiso que ahí concluyera todo. Me alzo con sus fuertes brazos, llevándome a la cama; me deposito en ella, terminando de sacar toda mi ropa, dejando descubierta mi totalmente depilada y húmeda vagina.
Beso mis tetas con la delicadeza que lo caracteriza, acariciando suavemente con la yema de sus dedos mi piel erizada. Fue bajando con sus besos hacia el sur de mi anatomía. Pasó la lengua por mis muslos, haciéndose desear en el lugar «prohibido», cuando sin esperarlo su lengua se posó sobre los labios vaginales. Suavemente sintió ese paso de abajo hacia arriba, sin intensidad, casi con movimientos circulares; se centró en mis labios menores, mientras sus dedos hurgaban la entrada vaginal, ejerciendo presión de a poco. Ya estaba excitadísima, ardía de calentura; él se dio cuenta; sus dedos emprendieron su juego con el clítoris que se iba hinchando de un poco. De repente sentí la succión en él. En este punto me retorcía en la cama del placer que me estaba proporcionando, hasta que la presión de sus dedos y la humedad reinante permitieron su entrada en la vagina. Comenzó a buscar mi punto G, no hizo falta mucho tiempo para que explotara en tremendo orgasmo que lleno su boca de mis jugos.
El olor a sexo inundaba el impoluto departamento de papa; el silencio que allí habitaba ...
... solo fue roto por mis gritos de placer.
Y vaya que me dio más: sacó las sabanas de la cama, atándome con ellas de las manos y los pies; quedé formando un equis perfecto en su lecho. Sus manos volvieron a su trabajo de acariciarme el cuerpo, alternando con pequeños masajes, besos, chupaditas de pezones y caricias. Pasaba suavemente sus manos por mi vagina, dando cada vez más placer.
Hacia oídos sordos a mis súplicas.
Ya le gritaba suplicando.
Siguió con su recorrido corporal, al punto que tuve varios orgasmos, solo con sus caricias y sus besos, orgasmos que no me cuidé de demostrarlos con mis gemidos y gritos. Ese orgasmo que solo permite el gemido, el aullido, pero no la palabra.
De repente se detuvo; se posicionó entre mis piernas, apoyando su miembro en la entrada de mi vagina. El glande se fue abriendo paso con dificultad en mi estrecha vulva, despacio, suavemente, centímetro a centímetro. Yo la quería toda y de golpe hice fuerza hacia arriba con la pelvis, pero mi papá no lo permitió. La situación la maneja él.
Me callo con un beso.
Y de un solo empellón, introduciendo su gran pene dentro de mi pequeña vagina, pegué un grito mezclado de dolor y placer que hizo detener a mi padre.
Retomó el bombeo suave, incrementando de a poco la intensidad. Algo que no me van a entender nunca, porque ni yo lo puedo entender, era que cada cinco o seis penetraciones profundas tenía un orgasmo, uno tras otro.
Lo poco que podía observar, debido a la excitación que ...