Mis dudas sobre Adriana (capítulo 2)
Fecha: 06/10/2025,
Categorías:
Grandes series,
Autor: ArturoFish, Fuente: CuentoRelatos
Los invito a leer las partes anteriores a esta para seguir el hilo de la historia.
Cuando recogimos a Gabriela no me pareció tan enferma como decía, es más, me pareció que era una simple pataleta de vieja consentida que quería llamar la atención, Adriana las hacia cada rato y yo ya estaba acostumbrado a sus berrinches. Sin embargo, y dejando esos temas atrás, nos tocó ir a su apartamento por sus “medicinas” y sus cosas. En esa vuelta nos demoramos casi hora y media que retraso nuestros planes y, por supuesto, agarramos todo el tráfico de la noche, de los que —como nosotros— también querían llegar algún día a sus casas a descansar, si a eso se le podía llamar descanso. Aparte, y como Julieta era la que se sabía el camino y no iba ni cerca de nosotros como habíamos quedado, nos perdimos al llegar al pueblo y fue Sebastián el que tuvo que salir a buscarnos para guiarnos hasta la quinta mucho después de la hora acordada. Es decir, el viaje que debía durar cinco horas terminó durando para nosotros casi nueve.
Estaba rendido, agotado como pocas veces en mi vida. Lo único que quería hacer era llegar a cualquier cama y acostarme a dormir hasta el lunes siguiente, no quería despertarme nunca más; aunque la verdad, de haber sabido lo que el viaje me deparaba, eso debí haber hecho: no volver a abrir los ojos para no darme cuenta de toda la perversión que me rodeaba.
Cuando nos encontramos con Sebastián, nos dimos cuenta que iba muy animado, con una cara de ponqué propia de ...
... haber echado un buen polvo con su novia, los imaginé estrenado catre mientras a nosotros nos tocaba estrenas columna vertebral y muletas por la molida de ese carro. En el camino, Sebastián dijo un montón de cosas que ya habían hecho —porque a ellos si les había ido muy bien de camino y solo habían gastado las cuatro horas de camino previstas—, ya habían comido algo en un restaurante en el pueblo, luego habían comprado las bebidas y lo que faltaba, ya habían nadado, ya habían reído y hasta ya habían bailado cerca al borde de la piscina. Además, dijo que la quinta, era espectacular, como la de un millonario europeo. Todo estaba en orden y era perfecto. Dijo que se habían repartido las habitaciones a juego de moneda y que nosotros con Adriana y yo habíamos ganado el juego porque nos había tocado la habitación de arriba que era más grande y tenía balcón, mientras a todos ellos les habían tocado las dos habitaciones del primer piso, aunque tampoco desmeritaban mucho de la nuestra.
—¿Y la piscina qué tal? —preguntó Gabriela, que ya parecía más animada.
—Espectacular, es increíble. Y con el clima del pueblo todavía está tibia. Ellas se quedaron nadando cuando salí, yo creo que todavía estarán ahí metidas. Están felices.
Eso me despabiló un poco, saber que Adriana ya había estado en bikini frente al duro de Sebastián me ponía los pelos de punta, no me gustaba la idea de que exhibiera su cuerpo así, no me parecía apropiado, aunque ya me sentía seco hasta para protestar por algo ...