Mis dudas sobre Adriana (capítulo 2)
Fecha: 06/10/2025,
Categorías:
Grandes series,
Autor: ArturoFish, Fuente: CuentoRelatos
... del agua mientras su bikini cedía, dejándole una teta al descubierto —una vez, en otro paseo hacía muchos años, ya le había pasado con ese bikini, se le había salido una teta y todos los que estábamos a su alrededor la habíamos visto —. Me imaginé la cara de Sebastián aturdido mientras mi mujer reía por el descuido, pero seguiría jugando y ese juego seguiría un poco más osado debido a sus miradas cómplices.
Me quedé un momento así mientras me imaginaba esa escena. Pero, Adriana me había dicho que el bikini negro estaba viejo y que se había comprado otro ¿Cómo sería el nuevo? ¿También seria negro? ¿Sería igual de grande o este sería más chiquito? Esos días me había dicho que no me iba a mostrar nada de lo que se había comprado, que prefería darme la sorpresa y yo había aceptado su desafío.
Me la imaginé con mil vestidos de baño, hasta que se me ocurrió que salir de la duda sería tan sencillo como levantar la cabeza y buscar alrededor el bikini que se había puesto esa noche. Estaba cansado, pero el morbo pudo más conmigo. Levanté despacio la cabeza y busqué por encima de las cosas que podía reconocer en la oscuridad, no vi bikinis por ninguna parte, de hecho, no vi ninguna clase de ropa por ninguna parte. Un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿Y si se habían metido a las piscina desnudos?
Sin pensarlo mucho me levanté a buscar su bikini, su ropa interior, exterior, algo, pero nada. Busqué debajo de la cama, encima de las sillas, de la mesita de noche, en el armario, pero ...
... nada, todo estaba vacío; de hecho, ni siquiera encontré la maleta de Adriana. Fue tanto lo que busqué que creo alcancé a mover su cuerpo porque ella gimió como si estuviera tirando conmigo. Yo me quedé de pie frente a su cuerpo, pensando, analizando, tratando de atar cabos.
¿Y su ropa? ¿Y su bikini? ¿Y si se habían bañado desnudos? Por lo que Sebastián nos había contado, habían llegado a eso de las siete, lo que quería decir que, con vueltas y todo, se habían metido a la piscina a eso de las ocho, pero —ahora que recordaba— Sebastián llevaba una camiseta y unas bermudas playeras, pero todo estaba seco y sin rastros del baño nocturno que nos había contado ¿Y si se habían bañado desnudos? ¿Y si mi mujer se había bañado empelota frente a ese par de casi desconocidos? No podía creerlo.
Era casi imposible, pero ese maldito macho de gimnasio hacía de todas esas maquinaciones algo posible, con él siempre había una pequeña posibilidad de que así hubiera sido; además, su ropa no estaba por ninguna parte. Tal vez, Sebastián se la había escondido y por eso se había tenido que bañar desnuda, pero ¿y la ropa que llevaba puesta? Porque seguro no había ido a trabajar empelota. Volví a buscar y nada. ¿Se habría atrevido a mostrarse desnuda?
La cabeza me daba ya vueltas de tantas maquinaciones sin fundamento, tal vez solo estaba por ahí guardada o, tal vez la maleta estaría abajo, en la sala y yo no la había visto al pasar. Pero… ¿y por qué estaba desnuda? Si estaba desnuda era porque ...