Trío con mi sobri y su novia (parte 1)
Fecha: 10/10/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: LauJo, Fuente: CuentoRelatos
Esta historia fue poco tiempo antes de conocer a mi actual marido José. Nos gustan los comentarios y like que nos dejan.
Hacía calor. Mucho calor. No me gusta el sudor, ni siquiera después del sexo, pero me gusta el cuerpo humano muy limpio.
Aquel día ya llevaba dos duchas antes de comer, cuando entró un mensaje de WhatsApp. Mi sobrino Nacho, que en realidad él me dice tía Lau, pero es el hijo de una amiga. Estaba con su nueva novia de visita por la ciudad y querían quedar para que la conociera. Él guapo, 23 años, uno ochenta, moreno, deportista, pelo perfecto. Pero siempre hemos tenido una relación muy próxima.
Lo tengo en Instagram y cada vez que cuelga una foto suya, me paro detenidamente a observarlo. Es que tiene una sonrisa que calienta ella sola, y que a veces se le marca un bulto impresionante ahí abajo. Sobre todo, cuando sale en las fotos con chicas de las que se rodea y que se frotan con él, las muy zorras. No es mi sobrino de verdad, pero el tabú está ahí. Me sentía culpable de ese deseo, pero hay tanto porno de familia que a veces mi cabeza enloquece.
Con aquel calor, no tenía ganas de salir, así que les dije que vinieran por casa sobre las 7 y tomábamos algo. Prepararía algo de comer fresquito, y con el aire acondicionado de casa no estaríamos tan mal. “Me encantará comer lo que quieras darme, tía. Con esa respuesta, tragué saliva. ¿El calor me estaba afectando? -“Quieres que llevemos algo?” Este mensaje era más normal, yo estaba delirando ...
... claramente.
Decidí darme una ducha bien fría, para intentar refrescarme. Pero acabé cogiendo, de camino a la ducha, el vibrador pequeño del escondite y me lo llevé conmigo. Me ayudaría a sosegarme con un orgasmo. Tenía las hormonas enloquecidas y vivía sobreexcitada, no sabía qué demonios me pasaba. Menos mal que estaba encontrando remedios, naturales y artificiales, para esa situación y mi pequeñín supo darme lo que quería.
Dormí una buena siesta y me desperté como nueva. No me dio ningún trabajo preparar lo que les iba a servir y cuando faltaba media hora para que llegaran, decidí arreglarme un poco. Nada de pintarme, con este calor se derretiría todo y estaría ridícula. Pero sí vestirme bien. Pelo recogido para el calor. Un vestido blanco, ajustado de cintura para arriba, que son los que me sacan partido. Nada excesivo, arreglada pero informal. ¿Y debajo?
Miré hacia la ventana. Que estaba abierta y veo a Javier espiándome como siempre lo hacía. No sé desde cuando me estaba espiando, si era desde antes de mi siesta. Pero la tengo clara que me debe dedicar muchas pajas.
Decidí ponerme algo precioso. Fui al cajón y saqué un conjunto blanco. Así que esa fue la elección, puro encaje en mi tanga y corpiño haciendo mi pecho redondo y provocador. Me fui al espejo, ajusté las tiras del sujetador y me miré.
Me gusté. El blanco hacía resaltar mi color moreno mucho más. Yo sabía que estaba atractiva. Me puse el vestido, comprobé que me seguía sentando como un guante, y al poco ...