Deseo oculto 5
Fecha: 10/10/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: EROTIKA, Fuente: TodoRelatos
Al levantar la vista, lo vi en el fondo del aula, riendo animadamente con su mejor amigo,Toni. Pablo le mostraba algo en su móvil, y la forma en que Toni abría los ojos con asombro y luego me miraba de reojo, hizo que la sangre se me helara. ¿Sería posible? ¿Le estaba enseñando la foto que me había tomado en la ducha? La idea de esa imagen circulando, incluso entre unos pocos, me revolvió el estómago. La excitación de la anticipación se mezcló ahora con un miedo creciente. La noche prometía ser más complicada, y más expuesta, de lo que había imaginado.
Las horas se arrastraron con una lentitud exasperante. A mediodía, me dirigí al despacho de Fernando. Tenía que informarle de la cita con Pablo en la biblioteca, un paso más en el intrincado juego que él orquestaba.
— Muy bien, cuando termines con él te estaré esperando aquí — dijo, su voz grave, marcando la pauta de lo que vendría después.
— Sí, Señor — respondí, sintiendo el familiar escalofrío de la anticipación.
Cuando las clases terminaron por fin, me refugié en mi escritorio, intentando sumergirme en la corrección de deberes. Pero mis ojos se desviaban constantemente hacia el reloj, cada minuto una tortura, cada tic-tac acercándome a la hora acordada, a ese encuentro en la biblioteca que prometía llevar la audacia de nuestros juegos a un nuevo nivel.
Y por fín, llegó la hora. Como Pablo me había pedido, me desnudé y me puse solo la gabardina. Después me deslicé por el pasillo hacía la biblioteca. Mi ...
... corazón latía con fuerza contra mis costillas mientras me acercaba, la gabardina ligera rozando mis muslos. Al asomarme, vi a Pablo. Estaba solo, sentado en una de las mesas de lectura, absorto en un libro. Un suspiro de alivio se me escapó, al no ver a Toni de inmediato, aunque la expectativa de su aparición seguía ahí, un nerviosismo excitante.
Entré, el suave crujido de mis pasos sobre la moqueta me parecieron demasiado ruidoso en el silencio. Pablo levantó la vista, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que me absorbió. No hubo palabras. Solo se puso de pie, y de la mochila que descansaba a sus pies, sacó una venda de tela oscura. La desplegó lentamente con movimientos calculados, mi pulso se aceleró.
— Tus ojos, Srta. Luz — su voz fue un murmullo bajo, apenas audible, pero cargado de una autoridad que me hizo temblar.
Me acerqué a él, mis manos ligeramente temblorosas. Cerré los ojos antes de que la venda se posara, sintiendo su tacto suave y firme mientras la ataba con cuidado. La oscuridad me envolvió de inmediato, intensificando el resto de mis sentidos. El leve olor a libros viejos y a la colonia de Pablo se hizo más pronunciado. Sentí el calor de su cuerpo cerca, la anticipación tensando cada músculo de mi piel. El juego había comenzado, y ahora estaba completamente a su merced, ciega a lo que me esperaba.
La oscuridad era absoluta, pero el resto de mis sentidos se agudizaron hasta lo insoportable. Sentí la mano de Pablo posarse suavemente en mi brazo, ...