Encuentro swinger (1)
Fecha: 10/10/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: LauJo, Fuente: CuentoRelatos
... era para ver. Eso me estaba trastornado, a lo que Esteban ya también tomado no le importaba nada y me tocaba el culo cuando podía. Mientras Cele le chupa la pija a José delante de mí un par de veces.
Nos juntamos los cuatro en el centro de la pista, donde quedaban solo un par de parejas más, las demás ya estaban todas ocupadas, cada una en lo suyo. Y nos empezamos a besar los cuatro. Creo que hasta Esteban y José lo hicieron entre ellos, lo que, si estoy segura de que bese muy bien a Cele y muy caliente a Esteban, mientras me ponía la mano en la concha mojando sus dedos dentro de ella.
Nos vamos casi corriendo hasta nuestra casona al otro lado del patio, para llegar a nuestras habitaciones, Cele agarra a José, entrando a nuestra habitación, dejando la puerta abierta, mientras que Esteban me lleva a la de ellos, abalanzándose sobre mí haciéndome soltar un gritito de asombro y de gusto, pues me tumbó bocabajo abrazándome a la altura de la nuca, pegando sus labios a una de mis orejas y su pija quedó acomodado entre mis nalgas.
Sus dedos, inquietos separaron mis nalgas acariciándome allí donde tanto me gusta, de forma experta, suave y profunda. Yo cerré los ojos, gimiendo de gusto, evadida y concentrada solo en sus caricias.
Me dejó un momento solo para incorporarse. Lo observé de reojo, solo para echarle un vistazo a su pija. Se acercó de nuevo con un gel lubricante e impregnó mi culito con una buena cantidad e hizo lo mismo con su herramienta. Sabiendo lo que ...
... pretendía hacer me exalté.
-Por favor no – le dije – aunque me estaba muriendo de ganas que me la ponga entera…
Haciendo caso omiso a mis palabras se tumbó por completo sobre mi cuerpo susurrándome todo lo que deseaba mi culito. Bajó su mano e introdujo un dedo en él moviéndolo en círculos… eso sí que me encanta… la sensación de hormigueo y excitación es indescriptible. Otro de sus dedos comenzó a acariciar mi clítoris. Comencé a relajarme, me sentía en el cielo.
Él por su parte se tomaba su tiempo, seguía jugando con sus dedos, no tenía prisa pues el premio lo valía todo, incluso esperar unos minutos, aunque su verga pareciera que no quería esperar ni un segundo… parecía a punto de estallar de lo tiesa… la piel completamente templada… provocativa y deliciosa. Todo eso lo alcanzaba a ver mirándolo por encima de mi hombro.
La agonía era deliciosa, e involuntaria (o voluntariamente) mi culito comenzó a dilatarse. Sus manos dejaron mi ano para cruzarse bajo mi cuerpo a la altura del cuello y los hombros, de modo que quedó completamente acostado encima de mi cuerpo, su pecho en mi espalda, su verga entre mis nalgas de nuevo y su boca pegada a mi oreja de modo que podía escuchar su respiración acelerada, sus suspiros y susurros.
-Métemelo ya… – le dije al borde del delirio – no me tortures más.
Como era de esperarse no se hizo rogar demasiado y apuntó de nuevo hacia el estrecho canal, ya mojado, con una mezcla de sudor, gel y de mis propios fluidos vaginales. Lo apoyó ...