Parejas de Conveniencia - Relatos Eróticos

Parejas de Conveniencia

... puso en erección se la cogí y empecé a acaríciasela retrayéndole el pellejo y descapullándosela. Niklas dejó caer la cabeza en la pared, seguí masturbándolo, me puse en cuclillas y a la paja la acompañé con una mamada… solo me metía su glande, mientras una mano empuñaba su tronco en la raíz roscándolo, la otra le sopesaba los huevos «Se los notaba bien llenos». Continué hasta que se corrió en mi boca.

– Mamá hummm… – me cogió la cabeza y me tragué toda su lefa.

Con la boca limpia me besó apasionadamente.

– Ha sido la mejor corrida que he tenido en mi vida…

– Pues partir de ahora tendrás todas los quieras. Por cierto tu leche está riquísima.

– Siento haberte molestado anoche con…

– Me pareció muy tierno y excitante… pero tal vez sea yo quien tenga que pedirte disculpas por no atenderte como un hombre necesita. De todas formas las cosas entre nosotros van a cambiar y mucho. Ahora vamos a dar una vuelta por el paseo marítimo, juntos de la mano tú y yo como amantes, porque es lo seremos a partir de este momento. ¡Quiero que sepas que tienes a tu madre dispuesta para lo que necesites! Ya no vas a tener que pajearte o follarme el culo a traición…, tú me montas y nada más…

Y nos volvimos a besar con pasión y lujuria. Salió de ducha y se vistió. Salimos a dar un largo paseo por la orilla del mar, íbamos agarrados de la mano o la cintura, me sentía muy dichosa de ir con él. Cuando ya llevamos un buen rato paseando me senté en un banco, él se puso a mi lado.

– ...

... Oye Niklas necesito hacerte una pregunta…

– Venga adelante…

– Pero necesito que seas sincero.

– Lo seré.

– ¿Estás satisfecho sexualmente con tu esposa? ¿Te la follas como tú quieres…?

– ¿Quieres que sea sincero?

– Sí cariño, ya te lo he dicho.

– Pues vale, algunas noches os oía a papá y a ti haciendo el amor y me excitaba… muchas veces deseaba ser yo quien te hacía el amor y me hice mil pajas pensándolo. Cuando encontré a Katia esperaba que fuese como tú, pero ni se acerca a cómo eres tú.

– ¿Por qué no me lo has dicho nunca…? Tal vez tu sinceridad nos hubiera ayudado…

– ¿Para qué?

– No lo sé, quizás hubiéramos encontrado una solución entre los dos… y de paso no hubieras cargado con tu mujer que no me tiene demasiada estima, ¿lo sabes, verdad?

– Bueno mamá, ahora no sé si hay una solución viable… de momento estamos aquí tú y yo, en una misma habitación con una sola cama… todo es posible ahora, ¿No?

Nos levantamos y seguimos paseando. La hora del almuerzo llegó y entramos en el comedor su mirada cabizbaja me hizo comprender que la charla que había tenido con él no había servido para mucho, ya era hora de pasar a la acción. Terminamos de comer y subimos a la habitación a pasar la siesta, él se puso los auriculares pero yo no estaba dispuesta a dejarlo así, entré en el servicio me puse un body rojo y me acerque a él, él estaba con los ojos cerrados lo besé y los abrió de manera sorpresiva… me encantó la cara de asombro que puso al verme de esa ...