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Grasillas 2: Algo huele raro
Fecha: 21/10/2025, Categorías: Gays Autor: chaser, Fuente: TodoRelatos
... tacto, de la inmensidad de su barriga y de todo su ser. Cuando llegó a las tetas las empezó a masajear, deleitándose con aquella visión, viendo como los pezones se endurecían y crecían, reclamando su atención, cosa que hizo pellizcandolos, consiguiendo sacarle a su Jefe un gruñido gutural. Este le agarró la cabeza y le dijo al oído. —Jamás habías visto unas tetas como estas en ninguna mujer, te llaman, las manos no son suficientes, necesitas en tu interior, chuparlas, morderlas. Movido por la voz, Juan abrió la boca y se llevó una de aquellas tetas a la boca, chupando con ahínco aquel pedazo de carne y grasa. Mordió, chupó y lamió toda la teta y sus alrededores mientras la otra mano masajeaba la otra teta y pellizcaba de vez en cuando su pezón. Al rato cambió de teta mientras su Jefe le acariciaba la cabeza con los ojos cerrados. Excitado, el hombre volvió a acercar su boca a la oreja de Juan y le susurró. —Quieres saber lo que hay debajo de este cuerpo, que secretos oculta, cómo son, cómo se sienten, necesitas tocar cada parte y sabes que lo vas a disfrutar. Jamás sentiste asco por un hombre gordo, solo pena por no poder estar con ellos, ellos son tu felicidad y la razón por la que te levantas cada mañana y harás lo necesario para mantenerlos contentos. Juan se quedó paralizado un buen rato, intentando interiorizar lo que decían las voces. Confuso, el joven bajó la mano hasta el final de la barriga de su jefe y la levantó, no sin esfuerzo, para meter su mano. ...
... Primero se encontró con las piernas, pero no tardó en encontrar algo más, algo duro, mojado y que palpitaba. Nada más hacerlo un dolor lacerante en la cabeza le obligó a llevarse las manos a la cabeza, sorprendiendo al hombre quien, tras soltar un juramento, entró rápidamente en su despacho. Juan fue despertando de su trance lentamente, incapaz de recordar cuando se había puesto de pie ni porque tenía una sensación extraña en la boca y mano. Dejó de lado todas sus preocupaciones cuando su teléfono sonó, apareciendo en pantalla el número de su Jefe. —¿Si, Jefe? —Llama a Javier ahora mismo, dile que requiero su presencia de inmediato. Alarmado por el tono de urgencia, el joven obedeció, llamando rápidamente a recepción donde, solo con decir que le buscaban, fue suficiente como para hacer que el recepcionista colgase de inmediato. A una velocidad inusitada, Javier apareció en la planta y, sin saludar o mirar a nadie, entró en el despacho del Señor Antonio casi con urgencia, cerrando malamente la puerta tras su paso. Juan estaba sorprendido por todo lo sucedido e intentó concentrarse en su trabajo, pero el gusanillo de la curiosidad era grande y no pudo evitar levantarse con sigilo para ver si podía llegar a escuchar algo. No fue poca su alegría cuando vio que Javier, por las prisas, no había cerrado bien la puerta, permitiendo que Juan la abriese para ver lo que sucedía en el interior. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a su Jefe de pie, desnudo de pies a cabeza ...