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La Camarera Madurita FIN
Fecha: 21/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos
... ligeramente. —Vamos, Rosa —dijo el novio, su voz baja y cargada de deseo—. Monta sobre mí. Rosa, sintiéndose abrumada pero incapaz de resistir, se posicionó sobre el novio, sus piernas temblorosas a ambos lados de sus caderas. Los invitados aplaudían y vitoreaban, creando una atmósfera de excitación colectiva. Mientras se movía, el novio la ayudó a guiarse hacia su erección, y Rosa sintió cómo la punta de su pene rozaba la entrada de su coño. —Eso es, Rosa, tómalo con calma —susurró el novio, sus manos firmemente sujetando su cintura. Rosa, cerrando los ojos por un momento, dejó escapar un gemido suave mientras comenzaba a bajar lentamente sobre él. La sensación de llenarse completamente la dejó sin aliento, y una oleada de placer recorrió su cuerpo. Los invitados vitorearon aún más fuerte, animándola con palabras y aplausos. —¡Eso, ¡Rosa, muéstrale lo que tienes! —gritó uno de los hombres, con una sonrisa traviesa. Rosa, sintiendo una mezcla de vergüenza y excitación, comenzó a moverse lentamente, subiendo y bajando sobre el novio. Cada movimiento enviaba oleadas de placer a través de su cuerpo, y sus gemidos se mezclaban con los vítores de los invitados. Las manos del novio se movieron hacia sus senos, acariciándolos y apretándolos suavemente, intensificando aún más sus sensaciones. —Eres increíble, Rosa —murmuró el novio, su voz entrecortada por el placer. A medida que aumentaba el ritmo, Rosa se sentía más liberada y en control. Los ...
... movimientos de sus caderas se volvieron más fluidos y seguros, y su respiración se aceleró. Los invitados seguían animándola, sus palabras y aplausos llenando el salón. —¡Sí, Rosa, así se hace! —vitoreaba otro hombre, con una mirada de admiración. El placer se intensificaba con cada movimiento, y Rosa podía sentir cómo su propio deseo crecía incontrolablemente. Los ojos de todos los presentes estaban fijos en ella, aumentando su excitación. Sentía cómo el clímax se acercaba, cada vez más cerca de llevarla al borde. —No pares —dijo el novio, sus manos moviéndose por todo su cuerpo. Finalmente, con un último movimiento profundo y un gemido fuerte, Rosa alcanzó el clímax. Su cuerpo se estremeció, y una ola de placer la recorrió de pies a cabeza. Los invitados estallaron en aplausos y vítores, celebrando su liberación. Exhausta pero satisfecha, Rosa se dejó caer sobre el pecho del novio, su respiración pesada y su corazón latiendo con fuerza. Mientras recuperaba el aliento, sintió las manos del novio acariciando suavemente su espalda. —Lo hiciste increíble, Rosa —susurró el novio, besándola suavemente en la frente. La atmósfera en la fiesta se había vuelto irremediablemente cargada de deseo y expectativa. Después de la intensa escena entre Rosa y el novio, los invitados, visiblemente excitados por lo que habían presenciado, comenzaron a acercarse más, sus intenciones claras en sus miradas y sonrisas traviesas. Uno de los hombres, el mismo que había vitoreado con ...