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Pesadillas de terror. La señora Isabel. parte 2
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: sumisso, Fuente: TodoRelatos
... tocaba mi garganta y no había forma de sacarlas de allí. Mi boca me sabía completamente a orines y restos de caca. La cinta que rodeaba mi rostro estaba muy apretada y aquella cinta era realmente pegajosa, no se desprendería salvo que la cortase con tijeras. Pasaron varias horas y continuaba en la misma situación. Empezaba a pensar que quizás la señora se había olvidado de mí. Me ponía cada vez más nervioso de pensar que nunca podría salir de allí o pedir ayuda. La señora Isabel era la única persona que sabía que estaba allí. Tras varias horas se abrió de nuevo la puerta del sótano. Regresó mi captora. Vestía con su indumentaria habitual, su delantal rosa que dejaba sus gordos brazos al descubierto y sus guantes de goma hasta el codo, sus botas de plástico altas. No llevaba nada debajo de su delantal, no se había colocado vestimenta alguna desde que se quitó sus bragas, su sujetador y su vestido. La vieja señora Isabel se dirigió hacia la estantería junto a la pared del sótano, donde guardaba un sinfín de artilugios. Estaba buscando algo que no parecía encontrar, hasta que finalmente lo encontró. Agarró algo fino de metal y se dio la vuelta sujetándolo entre su guante. Se dirigió hacia mí y me mostró una fina cadena de metal donde en cada extremo portaba unas pinzas metálicas. No había que ser muy inteligente para averiguar que aquellas pinzas servían para causar dolor. -Me encantan estas pinzas…. Las fabriqué yo misma… no era mi intención pero el muelle de cierre de ...
... las pinzas es tan duro que se cierran fuertemente mordiendo la piel. – La señora Isabel caminó hasta mí , se inclinó y sonriendo perversamente me contó mi nuevo castigo: -No he tenido oportunidad de utilizar apenas estas pinzas. Un idiota como tú que iba de valiente y masoquista quería probarlas… ¿sabes qué ocurrió ?.... a la media hora empezó a utilizar su palabra de seguridad, era tan fuerte el dolor que sentía, que comenzó a llorar y utilizar su palabra. Se las quité y le dije que no volviese nunca más. Pero esto hoy no va a ocurrir…. Tu vas a estar bien calladito sin quejarte , no tienes palabra de seguridad alguna, cuando sientas que las pinzas se te clavan en los pezones y te producen un gran dolor empezaras a lloriquear ….. y no te las voy a quitar, varias horas con las pinzas y te asuro que se te van a quitar las ganas de volver a faltarme al respeto. Ahhh y tengo una sorpresa - La vieja señora Isabel se inclinó hacia mí, colocó una pinza sobre uno de mis pezones y sentí como se clavaban y pellizcaban mis pezones sin compasión. La señora no mentía, producían un dolor terrible aquellas pinzas. Colocó la otra pinza sujeta a la fina cadena a mi otro pezón. Ambas pinzas mordían mis pezones como la mordedura de un cocodrilo. No hubo queja alguna por mi parte, no podía emitir sonido alguno. La señora se dirigió hacia la estantería y regresó con otro nuevo juego de pinzas. Comenzó a reírse mientras me mostraba el otro par de pinzas, eran diferentes, la cadena metálica ...