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Mi cuñada, mi mujer y un morboso placer
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos
... fijamente a los ojos y en esa declaración sentí la necesidad de comerle la boca a mordiscones como queriéndole callar esa verdad; se recostó sobre mí, cuando acariciando su espalda me excité pensando que mi mujer estaba desnuda también sobre otro tipo, mi pija se hundió en aquel raso de la tanga, cuando al quitársela me dejó ver que estaba depilada como Carina, y suavemente y en silencio —pero mirándonos fijamente— abriéndose los labios se enterró toda mi calentura y morbo, explotando ella. Era mi cuñada Sandra quien en un orgasmo a gritos y en ahogos cabalgaba su clítoris sobre mi vientre; tuve que contener el no acabar, —quería cogerme profundamente a mi cuñada con esas ganas de tiempos. —Date vuelta perrita—, le dije. Me ofreció su colita cuando puso un almohadón bajo su cintura y esa cola escondida todavía por el hilo de esa tanga me tentó a arrancársela de un tirón, ella giró su cara y mirándome con esos hermosos ojos verdes, mordiéndose los labios me ordenó —haceme la colita— apoyé mi pija en su esfínter con un resto de jabón que quedaba sobre su piel… y la penetré hasta el final de mi tronco de veintitantos centímetros, ella abrió aún más con sus manos el placer que yo enterraba, Sandra ahora mi amante gemía a boca abierta y yo elevaba mi placer al cielo por las infidelidades conjugadas. —Al fin me estaba cogiendo a mi cuñada, o ella a mí—. Nos incorporamos sin desprender esa dura penetración, volvimos a comernos la boca, yo palpando sus deseados senos empecé ...
... a sostener entre mis dedos sus erguidos pezones color caramelo. Juego de salivas dejábamos ir entre nuestras bocas y sobre nuestra piel. —Cogeme más—, ¡Potro! Mi pija que no quería salir de esa colita la bombeaba con más fuerza, siendo esos golpeteos más fuertes y agresivos, como mis manos que la levantaban desde la cintura para acabarle bien adentro en sus entrañas, pero no… La dejé caer sobre esas sábanas húmedas y su concha como una perfecta línea dibujada estaba tan mojada como el morbo que nos provocábamos. Hundiendo solo mi glande entre esos labios, apenas fui separándolos para que ella sintiera también mi deseo. —Cogeme Fran, haceme tuya también—, esa declaración sonó como compartiéndose con mi mujer. —Cogeme y dejame tu lechita adentro, te quiero para mí esta noche, quiero sentir tu calentura en mis entrañas. —¿Estás segura? Le preguntaba entre murmullos eróticos, mientras sintiéndome enamorado de mi cuñada la besaba con ternura, recostándome todo yo sobre ella. —Siii. —Cerramos los ojos sintiéndonos, y dejando desaparecer las culpas, nos fundimos en un largo orgasmo después cogernos ya no con locura, sino con una ternura que se descubría en nuestras miradas cuando dejé que todo mi semen se contuviera dentro de ella. Sentí que en esa misma mirada nos estábamos declarando enamorados, ella tomó con sus sedosas manos mis mejillas, me acarició y me devolvió en un beso toda la ternura que yo dejaba chorreando dentro y fuera de su concha rapadita y tersa sobre ...