Mis compañeras de piso liberan a la bestia Cap.2 - Relatos Eróticos

Mis compañeras de piso liberan a la bestia Cap.2

... llevo unas semanas durmiendo mal y ya no se ni lo que digo.

Tomó un sorbo de su café para ocultar su rubor e intento hacer una broma para suavizar el momento.

—Entonces, ¿cómo te sientes hoy? ¿Algún efecto secundario de sonambulismo?

—jajaja que graciosa Sofi, dormí genial. Pero creo que me tengo que ir corriendo al trabajo sino llegaré tarde.

Sofía asintió con una pequeña sonrisa en sus labios, a pesar de la tensión residual del momento. No se le escapó que era la primera vez que la llamaba “Sofi”.

Cuando volví a aparecer en el salón antes de irme al trabajo, ya vestido con traje y corbata, noté cómo Sofía me miraba de arriba a abajo, aunque intentaba disimularlo.

—Wow… que elegante, Mikel —dijo al fin, con una sonrisa que mezclaba sorpresa y atracción—. Después de verte ayer tan bohemio con la guitarra, no te imaginaba así.

Se acercó inclinando la cabeza para mirarme mejor y se detuvo antes de cruzar el límite de lo invasivo, pero lo suficiente como para poder oler mi perfume y pasar un dedo por mi corbata.

—Que corbata más bonita... Oye, nunca me has dicho exactamente en qué trabajas. Con un traje así, tiene que ser algo importante.

—Si, os conté ayer que trabajo en un banco—respondí con una media sonrisa—. Ya sé, no pega nada con mi rollo alternativo… pero también me gusta el dinero, y la verdad es que no me va mal.

Sofía abrió los ojos, visiblemente impresionada.

—Vaya… no me lo esperaba.

—Creo que el sueño de anoche ha cambiado ...

... algo en ti —bromeé, guiñándole un ojo—. Mejor me voy antes de que te vuelvas peligrosa.

Me giré hacia la puerta mientras nos despedíamos. Antes de salir, me volví para echarle una última mirada y la pillé todavía con sus ojos puestos en mí.

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Al volver por la tarde, me encontré a las chicas viendo una película. Las cuatro levantaron la vista casi al mismo tiempo cuando escucharon mi voz desde el pasillo. Elena pausó la tele y se giró hacia mí con esa sonrisa cálida que siempre le salía tan natural.

—Hola, Mikel, ¿qué tal el trabajo? —preguntó, haciéndome un gesto para que me acercara.

Mya, con su media sonrisa traviesa, me miró de arriba a abajo.

—Acabamos de empezar una peli… ¿te unes?

Lucía se movió un poco para abrir un hueco en el sofá.

—Claro, pero no os peleéis por quién va a sentarse a mi lado —dije con tono burlón.

Las chicas rieron. Sofía solo podía poner una sonrisa tímida que no ocultaba del todo su nerviosismo. Desde el encuentro de esa mañana, notaba cómo me miraba distinto.

—Ay, siempre tan modesto… —bromeó Mya, dándole un codazo a Lucía.

Me senté entre Mya y Lucía. Noté cómo el calor corporal de ambas me atrapaba por los flancos. Todavía llevaba el traje y la corbata, y creo que ese look desconocido para ellas no estaba pasando desapercibido.

—¿Cómo se llama la peli? —pregunté mientras Elena le daba al “play”.

—Un lugar en silencio —respondió ella.

Mya se inclinó apenas hacia mí, aspirando de forma casi descarada mi ...