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Mis compañeras de piso liberan a la bestia Cap.2
Fecha: 25/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: MrWilson, Fuente: TodoRelatos
... de buen tamaño y pezones tostados, quedaron al descubierto. —Joder, Elena... estás preciosa. Le acarició un pecho mientras dirigía su cabeza al otro. Lo lamió y mordisqueó a placer. Luego, bajó de nuevo la mano por su vientre hasta la tela húmeda de las bragas. —Estás empapada, princesa. —Cállate —murmuró Elena, cerrando los ojos. Mya deslizó la mano bajo la tela. Sintió los labios húmedos, cálidos, el vello recortado de su pubis, suave al tacto. Un dedo rozaba el clítoris con círculos suaves. Otro se hundía apenas, juguetón. Elena apretaba los muslos, sus caderas empezaban a alzarse con urgencia. Cerró los ojos. Se dejaba llevar. —Mya… sí… así.. El cuarto olía a deseo: mezcla de piel húmeda y sábanas usadas. El colchón viejo crujía bajo los movimientos. Desde fuera, la ciudad murmuraba a lo lejos, pero allí dentro todo era jadeo y carne caliente. Mya besó a Elena con fuerza. Sus bocas se abrían, se entrelazaban. La lengua de Mya era intensa, dominante. Elena se arqueaba apenas, con respiración corta. Su vientre subía y bajaba. Sus pezones, de nuevo cubiertos por la camiseta, mojaban la tela con las babas de Mya. —Acábame con la boca Mya, por favor ya sabes que me encanta — rogó Elena, con una mezcla de vergüenza y necesidad. Mya se relamía los labios mientras bajaba por su vientre. Cuando estuvo entre sus piernas, se detuvo a observarla: el coño de Elena parecía brillar a través de las braguitas mojadas, los labios mayores hinchados, ...
... entreabiertos. —Levanta un poco el culo —ordenó Mya. Elena lo hizo y Mya le quitó las bragas lentamente, como quien desenvuelve un regalo. El aroma de su coño caliente le golpeó las fosas nasales. —Joder, hueles a gloria. En su camino hacia las profundidades pasó por su pubis de vello oscuro, recortado, pero conservando su naturalidad. Se desvió a la ingle para besarla y morderle la unión de sus muslos. Y finalmente aterrizó en sus labios vaginales. Al principio fue suave. Lengüetazos largos, húmedos, que recorrían desde la base hasta el clítoris. Luego se centró allí, en el punto justo. Elena se aferraba a las sábanas. Sus caderas se movían contra la boca de Mya, cada vez más rápido. —Ahhh… sí… no pares… así… Elena gemía contenida y su cuerpo empezaba a arquearse. Mya se agarraba fuerte a un muslo y con la otra mano le metió dos dedos con facilidad en su raja. Con la lengua no dejó de chupar. —Más... ahí... joder, sí... no pares... ¡no pares! — gimió Elena intentando no elevar el volumen. Mya la devoraba como si estuviera en trance. La penetraba mientras la lengua frotaba el clítoris. Elena empezó a gemir con más fuerza, los ojos cerrados, la boca abierta y las piernas disparadas. Sintió un temblor recorrerle el cuerpo cuyo epicentro era su coño. Su respiración se volvió más errática, los pezones como piedras y la piel brillante de sudor. Sus músculos se contrajeron y el orgasmo se precipitó como un rayo. —Me estoy… me estoy… —mientras ponía sus manos en la ...