1. La última tarde


    Fecha: 26/10/2025, Categorías: Gays Autor: Maesu, Fuente: CuentoRelatos

    ... arrogante como tú.
    
    A saber, siempre fuiste un hijo de puta retorcido. Por suerte para ti, en todo caso, me atraías de una forma fatal e irremediable que me mortificaba y me excitaba a un tiempo.
    
    Desde que habías empezado a tirarme los tejos por la app con esa mezcla tan tuya de falsa simpatía y auténtica arrogancia, había algo en ti, no sabría decir qué, que me excitaba terriblemente. Cuando al fin dejé de resistirme a esa sensación y te dejé venir a verme a mi casa, con discreción, claro, eras casado, y te vi allí, calvo, bajito, más bien feo, vestido con ese aire de rico de pueblo y con esa sonrisa tuya que tanto detesto, estuve a punto de sacarte de allí a ostias, pero te lanzaste casi literalmente sobre mí y empezaste a sobarme y a lamerme los pezones con un ferocidad ansiosa que me desarmó. Recuerdo que me pregunté cómo habrías averiguado tan fácilmente mi punto débil. Sigo sin saberlo, pero el caso es que lo hiciste.
    
    Y desde entonces, yo siempre estaba cuando te apetecía echar un polvo, o que te mamaran la polla. Siempre a tu disposición, contando las horas y los días. Siempre discreto, paciente, esperando que quisieras venir a disponer de mí a tu antojo. Incluso cuando tenías un gatillazo o te corrías en medio minuto dejándome con las ganas yo me sentía extrañamente feliz de tenerte a mi lado, diciéndome toda clase de tonterías más falsas que un billete de Mortadelo, allí acurrucado junto a ti con mi cara manchada de tu esperma reposando en tu pecho velludo, ...
    ... sintiendo los latidos de tu corazón mientras tú me decías que me querías y que yo era tu mujer. Sintiéndome vacío cuando te ibas de mi lado. Hocicando como una perra en celo en busca de tu olor en mis sábanas.
    
    No sé qué me hiciste, pedazo de cabrón, pero me tenías a tus pies. O será que en el fondo me va la marcha más de lo que me gusta reconocer y por eso me dejaba liar por ti cuando tenías ocurrencias como la de presentarte en mi casa por sorpresa con un supuesto amigo para compartirme con él.
    
    Como aquella tarde.
    
    Yo, como ya dije antes, estaba a cuatro patas con tu polla en la boca, y al cabo de unos minutos las embestidas de tu amigo se hicieron más rápidas, más violentas, más rudas. Sus gruñidos se hicieron más roncos, su respiración se entrecortaba.
    
    -Ya no puedo más… ya… no puedo… másss… aaaah…
    
    Y sentí cómo sus dedos se tensaban en mis caderas, su verga se sacudía convulsionando dentro de mí y su leche caliente se derramaba en mi interior. Supongo que también fue idea tuya que me follase a pelo a traición, y hubiera debido arrancarte la polla de un mordisco por cabrón, pero solo alcancé a sacármela de la boca y decir con voz ronca:
    
    -Córrete en mi culo, que me encanta…
    
    La facilidad con la que me convertías en una puta arrastrada me sigue asombrando a día de hoy. El amigo, una vez me hubo dejado su lefada dentro, se vistió y se fue apresuradamente porque según dijo tenía cosas que hacer. Supongo que como había acabado el trabajo por el que le habías ...