Úrsula - Relatos Eróticos

Úrsula

... pequeño presente.

Un soldado raso que los seguía dejó una cesta llena de fruta, había tan bien lo que parecía carne salada y una jarra de vino.

Eso para tí… Guardia, ve a buscar más para las mujeres.

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Un rato después, ya estamos en la puerta de la cámara. El soldado ha traído más fruta y vino. El guardián abre la puerta. Entro con discreción. Oigo a todas dormitar… Sé que fingen. Todas saben lo que pasa aquí por las noches. No sé si se lo han dicho a las nuevas, pero su primera noche aquí no son capaces de dormir.

Con discreción, toco en la cara a la chica que pidió el capitán. Le hablo susurrando. Ahora intento ser cercana, le pregunto su nombre:

Aldonza.

Le pregunto por su crimen… evasivas. Le cuento lo que quiere el capitán. Le recomiendo que sea dócil. Le liberará las manos y le dará fruta y vino. Ella asiente:

Fui ramera, no tendré problema. Y haré lo que sea por un poco de comida fresca y por poder dormir sin las manos sujetas.

Salimos. La presento al capitán. Él la mira de arriba a abajo, le enseña el presente. Ella asiente, extiende las manos hacia él, pide ser liberada. El capitán accede.

Yo misma le libero las manos abriendo el cierre con una llave en forma de gancho. El hombre se la lleva. Antes de perderlos de vista le hablo al capitán:

Llevaos el cepo abierto. Podéis usarlo si queréis para someterla. Sabéis que debéis traerla de vuelta antes del alba y con el cepo sujetando sus ...

... manos.

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Continúa el intercambio indecente. Los dos sargentos no tienen especial preferencia. Uno se lleva a la rubita que resulta llamarse Justina y otro a la morena pequeña, llamada Simona.

Al terminar con los jefes aparecen otros guardias con cara de lujuria. De alguna manera se reparten a las mujeres todas las noches. Cada uno ya sabe el nombre de la mujer que le toca. Todos traen un poco de comida y bebida que han apartado de sus raciones. Cada hombre lleva a su prisionera a donde puede. Al granero, a la herrería, a un simple rincón oscuro a la intemperie.

Ya no hay más guardias… Dentro sólo queda una prisionera.

Entro con una antorcha, la coloco en un soporte para que sirva de lámpara. La mujer restante se incorpora y me mira.

¿Qué tal Princesa?, ¿Me esperabas?

Claro, como siempre…

La princesa extiende sus manos aherrojadas hacia mí. Suplica:

Suéltame…

Tendrás que ganártelo.

Como siempre -dice resignada.

Me arrodillo, levanto un poco la túnica para descubrir el sexo. Ella humedece sus dedos con saliva. Comienza a tocarme con delicadeza… realmente, con maestría…

Echo la cabeza hacia atrás, cierro los ojos.

¿Te dieron comida? -pregunta ella.

Mucha, mucha comida… Pero ahora sigue o no te soltaré las manos -le respondo con voz autoritaria.

Haría esto mejor sin el cepo.

¡¡¡Ahhh!!!, !!!Ahhhh!!! No sé si es cierto que lo haría mejor sin cepo. Me acaricia lentamente, con la delicadeza que sólo puede tener una mujer. ¡¡¡Ahhh!!! Sigue con la ...