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Úrsula
Fecha: 26/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Cyber Gaoler, Fuente: TodoRelatos
... cierre en el lado opuesto a la bisagra asegura el ingenio con un chasquido siniestro. Le señalo el camino de la infame cámara donde van a dormir todas. La infeliz camina despacio hacia su cruel destino. Mientras, ya han terminado todas, se ha formado una penosa cola de mujeres derrotadas que termina frente a mí. Las nuevas dudan, no saben cómo va esto. Grito a todas para informarlas: Vuestras manos sólo son útiles para trabajar, el resto del tiempo las sujetamos. Cuando llega la rubita, le obsequio un cepo oxidado. Era el que disfrutaba una pobre ramera desdentada que murió el mes pasado. Para la morena bajita y para la hermosa ternera de piel blanca tengo un par de cepos nuevos. El bronce es de color dorado oscuro, casi del color del oro viejo. Por ser las últimas, lleváis las joyas más brillantes -les digo con sorna, debo conseguir que me odien y me teman. Las nuevas siguen a las veteranas. Siguiendo el camino, terminan entrando por una pequeña puerta, el camino desciende por un túnel oscuro como boca de lobo. La comitiva de infelices avanza medio a ciegas, iluminadas solamente por un par de antorchas que cuelgan de las paredes. Las mujeres acaban llegando a una cámara subterránea, un habitáculo que en algún momento fue un punto de arranque de las galerías de la mina. Ahora las galerías salientes están selladas y el espacio se usa como barracón de prisioneras. Las mujeres se van sentando en el suelo. Las nuevas también, Todas con cara de resignación ...
... y tristeza. Con ayuda de la “princesa” y de un soldado, reparto trozos de pan y lleno jarritas de agua. Tenéis un rato hasta que se consuman las antorchas, después a roncar. Me voy… Mis privilegios me permiten no comer ese pan revenido y mohoso y no dormir maniatada en ese agujero. El soldado cierra la entrada con una puerta de reja y un candado. —------------------------------------------------- DESPUÉS DE LA CENA: Como todas las noches, ceno sola en mi pequeña cabaña al pie del muro. Cuando aún mandaba, Hernando me hizo esta gracia. Es un antiguo desván que ya no usan, alejado del resto de la mina. Me traen el rancho de los soldados. Una especie de potaje caliente… un trozo de pan del día y una jarrita con cerveza. No es gran cosa pero me mantendrá viva. Aquí es un lujo… He vendido mi cuerpo y mi alma por él. Al poco de terminar recibo una visita: tres hombres. Ohh… ¡¡¡Cuánto honor!!! El capitán y sus dos sargentos. ¿Qué quieren sus dignidades? Sabes lo que queremos -dice el joven capitán… Lástima que Hernando muriera entre terribles fiebres, éste no se deja manipular igual. Habéis hecho valer la autoridad. Queréis a las tres mujeres nuevas… Es nuestro derecho, son jóvenes, ¿Estarán sin desflorar? Ya sabéis que aquí todas somos o hemos sido meretrices y/o ladronas del lumpen, yo no confiaría en eso. De lejos vi a una muchacha alta y hermosa de piel blanca y rosada como las princesas. Pues vos mandáis… pero ellas y yo agradeceremos un ...