1. Úrsula


    Fecha: 26/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Cyber Gaoler, Fuente: TodoRelatos

    ÚRSULA:
    
    Otro día en este agujero infecto. Otro día viendo a estas infelices lavar y triturar la piedra de sal. Esa piedra es como la vida, una vez limpia tiene un aspecto azulado, brillante, hermoso… Pero tras un rato manejándola, sientes la piel arder, temes que en cualquier momento empiece a caerse a trozos.
    
    Podría ser peor, podría estar ahí picando piedra con ellas. Aun recuerdo cuando me la jugué con el capitán Hernando, eso me convirtió en la gobernanta. No tengo que tocar esa piedra ardiente, pero a cambio todas me odian. El odio es básico en este trabajo, me odian y me temen al mismo tiempo y saben que sin mí serían los guardias los que dirigirían el taller, mucho peor: palizas y violaciones a diario.
    
    De alguna manera hasta los guardias me temen. Si quieren estar con una de las presas, hablan conmigo. Yo lo permito si le traen algo de comida extra a la infeliz y con la condición de no hacerle daño. Un rasguño y no vuelven a tocar a una mujer por la noche… Soy como la jefa de un budel… El pago suele ser fruta, vino y, a veces, incluso gachas calientes. A mí siempre me dan parte… estoy engordando mucho.
    
    Doy un paso… el siniestro tintineo de los grilletes está ahí, siempre está ahí. Después de mucho sexo y mucha adulación supliqué a Hernando que me los quitara. No lo permitió… Según él, ya me había dado suficientes privilegios y no podía quitármelos. Todos debían saber, sólo con verme, que seguía siendo una prisionera condenada a trabajos forzados de por vida. ...
    ... Todos lo saben y yo la primera… Sólo soy una desgraciada que ha traicionado a las suyas.
    
    Paseo por entre las forzadas oyendo ese infame cascabel que hacen los eslabones de bronce verdoso y oxidado, sintiendo en mis tobillos el peso de los brazaletes cerrados con remaches. Las cicatrices ya no me duelen, pero nunca me acostumbraré. Aun, a veces, los olvido e intento dar un paso más largo de lo permitido sintiendo el tirón seco del metal, arriesgándome a caer al suelo. Caminar con pasos de sólo quince pulgadas de largo hace que todas tengamos los andares de un pato mareado con la velocidad de una tortuga.
    
    Me paro detrás de la “Princesa”... Una prisionera pelirroja de gran belleza, pero enloquecida: dice ser hija de un duque y heredera de ricos feudos. Según ella, sus familiares la acusaron en falso y movieron influencias para que fuese traída aquí como una vulgar delincuente. Todo fantasía, es puta o ladrona como todas las demás. Tal vez las dos cosas.
    
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    LAS NUEVAS:
    
    El sargento me llama… ¡¡¡Nuevas prisioneras recién llegadas!!! Debo ir a recibirlas. Debo enseñarles a obedecer desde el principio.
    
    Ahí están las tres infelices. Tobillos con grilletes, vestidas con la túnica corta de tela gruesa. Por gruesa que sea, apenas cubre el cuerpo y el frío aquí entra por todos lados. Estamos en verano y en esta montaña parece un día de invierno en la costa. Las pobres no están habituadas, las veo tiritar.
    
    El sargento las obliga a ...
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