1. El precio de ser yo - Capítulo 1 (Introducción)


    Fecha: 29/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: escritorprin, Fuente: TodoRelatos

    Capítulo I
    
    En el pueblo donde nací, uno perdido en medio de Cáceres en Extremadura, la vida, a pesar del paso de los años, no cambiaba. Cada día era exactamente igual, la gente era la misma, aunque cada vez más vieja, y las dinámicas se repetían una y otra vez en esa pueblito conservador de menos de dos mil habitantes. Las señoras se dedicaban a sus labores, a sus hijos y a cotillear en las ventanas de lo poco que pasaba en ese inhóspito lugar mientras que, los hombres, por su parte, se sentaban en los dos únicos bares del pueblo para beber vino, fumar y hablar de los temas de siempre: fútbol, política, lo mal que estaba el trabajo en el campo y en la obra y de las mujeres, de las suyas no, obviamente. Les encantaba comentar lo buenas que estaban las pocas mujeres jóvenes que habían y algunas nuevas que llegaban al pueblo de vez en cuando en contraste con lo descuidadas y ya poco sexuales que eran sus mujeres. Más de uno se vanagloriaba de sus visitas a los clubes nocturnos de carretera para ‘aliviar sus cojones’, como solían decir.
    
    Yo, por mi parte, a mis 18 años, sentía que estaba fuera de lugar ya desde muchísimo antes de nacer. No me gustaba nada del pueblo. No soportaba el ambiente machista y rancio de los hombres en el bar al que mi padre muchas veces me obligaba a ir para, cómo decía él, ‘aprender de la vida y hacerme un hombre’, y tampoco me sentía cómodo con los cotilleos y críticas mordaces que escuchaba en la cocina de mi casa provenientes mi madre y sus ...
    ... amigas, las cuales, a su vez, cuando estaba ahí, me miraban con cierto rechazo al pensar que un jovencito varón de mi edad ya no debía estar bajo las faldas de su madre y en un ambiente de mujeres. Con respecto a mis coetáneos, la gente de mi edad, los pocos que habían en el pueblo, eran unos extraños para mí, siempre me vieron como un bicho raro, demasiado afeminado para intentar conocerme. Sus únicas interacciones conmigo eran para burlarse y meterse conmigo por mis actitudes y gustos no aptos para ser un hombre. No me gustaba la violencia, ni el fútbol, ni me interesaban lo más mínimo las tetas de las mujeres.
    
    Por ende, era un chico bastante callado y solitario que pasaba la mayor parte del día estudiando en su habitación después de ir al instituto y también haciendo las tareas del hogar en casa. Mi madre, harta de trabajar limpiando casas ajenas de lunes a sábado, veía con alivio el hecho de que la ayudara en lo referente al hogar y que por naturaleza y tradición le tocaba a ella. De hecho, en relación a ello, y gracias a esas tareas diarias que realizaba diariamente, aunque no con muchas ganas, fue que conocí al primer amor de mi vida, o al menos, yo lo interpreté así en ese momento ya que nunca había recibido ni el mínimo interés de nadie hacia mí.
    
    El año pasado, en junio, antes de acabar las clases, en una de mis visitas al supermercado para comprar un par de cosas, me topé con un chico trabajando que no había visto nunca: Marcelo, el sobrino de Gregorio, el dueño ...
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