1. El precio de ser yo - Capítulo 1 (Introducción)


    Fecha: 29/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: escritorprin, Fuente: TodoRelatos

    ... del negocio. Marcelo, según supe luego, había venido desde Badajoz para trabajar en el supermercado del tío y así ganarse un sueldo y no estar zascandileando sin hacer nada como decía su familia. Era un joven de 24 años, muy moreno, bastante delgado, alto con un pelo negro muy rizado y un bigote y una perilla que le daban un aspecto algo agitanado. Él apenas hablaba, siempre parecía que estaba cansado y no paraba de quejarse del calor que hacía en el pueblo.
    
    No obstante, a raíz de mis visitas casi diarias al supermercado entablamos cierta relación que llevó a que me propusiera dar una vuelta junto a él en su coche ya que se aburría y no conocía a nadie más joven en el pueblo aparte de a mí. Ese mismo fin de semana los dos nos fuimos a otro pueblo a una feria ya que eran las fiestas y, al volver, sin saber cómo, no sé si por el alcohol o por qué, acabamos enrollándonos en un descampado a mitad de camino y acabé metiéndome su polla por la boca y por el culo dentro y fuera del coche. Esa noche, acabé desvirgado y llenito de leche por la boca y por el culo y abierto del pedazo pollón que se gastaba el compañero que hizo que no me pudiera sentar bien en varios días.
    
    A partir de ese momento, me follaba prácticamente a diario en su coche por diversos sitios del pueblo o de noche en el almacén del supermercado. Cada día me iba a la cama con su leche en mi culo o en mi estómago ya que él nunca estaba cansado de follarme porque, como él decía, ‘no había encontrado una puta que ...
    ... aguantara tan bien su polla como lo hacía yo’. Y es que hay que decir que, aunque no había visto muchas pollas en directo, salvo la mía, la de mi padre y la de mi hermano, era consciente de que su polla no era ni medio normal. En erección era demasiado gruesa y larga, rozando los 21 centímetros, con un glande muy gordo que te abría el culo bien para meterte luego el cuerpo de la polla que se ensanchaba aún más. Ni en el porno había visto una polla así de gorda.
    
    El hecho de que me la enterrara en la boca sin apenas esfuerzo y que me la encajara en el culo sin quejas y de manera directa, sin casi preparación ni lubricación, era muy excitante para él. Yo, por mi parte, me volví adicto al gustazo indescriptible que me daba su pollón. Es más, cada día me dilataba yo mismo para facilitar la follada, intentaba probar cada vez más posturas, hacer cosas nuevas morbosas y buscaba en internet formas de mamársela mejor para sorprenderle y hacer que me diera su leche calentita y abundante. Además, me depilaba el poquísimo vello que me salía en las zona íntimas, me dejé crecer el pelo para él, a pesar del rechazo de mi familia, y empecé a robarle a escondidas la lencería vieja a mi madre sin que se diera cuenta para ponérmela en mis encuentros con Marcelo. Sabía que le volvía loco verme en bragas y sujetador ya que le encantaba que fuera femenino y que adoptara el papel de su zorra sumisa en la intimidad. Es más, en más de una ocasión, cuando ya tenía el pelo notablemente más largo en ...
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