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El seductor (parte 2)
Fecha: 30/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: tunovio, Fuente: CuentoRelatos
... minutos, antes de llegar a la habitación 567. Eran ya las 10:30 pm una vez dentro, Francisco puso cómoda a Carla en su sofá, y se sentó al lado de ella con dos copas de vino. Ambos dieron un trago y las pusieron sobre la mesa de al lado. Se miraron por unos segundos: -¿La pasaste bien? -le preguntó Francisco. -Muchísimo, ¿y tú? -le respondió sin dejar de sonreír. -La pasé increíble, me encantó bailar contigo -le dijo, acercándose a ella. Poco a poco, solo centímetros separaban sus labios, que se preparaban para tocarse en un delicioso beso- te quiero hacer mía- le dijo él antes de comenzar a besarla. Francisco abrazó a la hermosa chica, la acercaba hacia ella, la hacía sentir envuelta, mientras la besaba. Ella disfrutaba como nunca, sintiéndose absorbida por sus brazos. Se abrazó de él por detrás de su cuello. Se sentía lista, lista para entregarse a ese hombre. Sentía como si estuviera destinada a él, desde el primer momento en que lo vio. Sin embargo, al abrir ligeramente sus ojos, notó un brillo… era el anillo de compromiso en su mano, que rodeaba el cuello de Francisco. Solo tras una fracción de segundo, cayó en cuenta de lo que pasaba, y sintió un helado golpe de realidad. Carla dejó de besarlo, y se alejó de él. Pensó en Andrés, su esposo, al que amaba. No había nada en el mundo que deseara más que acostarse con Francisco… pero sabía que no podía hacerlo. No importaba cuan culpable fuera Andrés de todo lo que ocurría. -N… no puedo… discúlpame -le ...
... dijo a Francisco, y se levantó del sofá. Él se quedó ahí, sin mencionar una sola palabra ni intentando ir tras ella. Una vez ella dejando la habitación, él se acercó a la mesa para dar un trago a su copa de vino. Carla corría de vuelta a su habitación, con ansias de encontrar a su esposo. Se sentía culpable, y estaba dispuesta a arreglar las cosas una vez viéndolo. Sabía que una vez en sus brazos, se olvidaría de todo esto y podría volver a la normalidad. Al llegar, abrió la puerta, frenética… y con gran decepción, encontró la habitación vacía. Entró, cerrando tras de sí. Eran ya pasadas las 11 de la noche. ¿En dónde podría estar su esposo? ¿Habría tenido el descaro de irse a otro lugar, sin esperarla siquiera? No podía sentirse menos querida en aquel momento. Rindiéndose, se propuso a dormir, no sin antes deshacerse de ese vestido que tanto le recordaba todo lo que había estado pasando. Una vez desnuda, se colocó un camisón de seda blanca, similar a un babydoll, y bastante erótico como para ser una prenda de dormir, y se metió a la cama. Seguía sin creerlo. A su esposo no le importaba en absoluto, su luna de miel estaba arruinada y… lo peor era que había dejado ir la oportunidad de una noche inolvidable. No sabía si sentirse culpable por haberse ido o por desearlo tanto en primer lugar. Pero… no si iba a sentir culpa, no tendría que ser por ambas cosas y… aun había tiempo. Se levantó de su cama, eran ya cerca de las 11:30. Volteó a ver a la mesa del cuarto, y vio su ...