1. Vieja sucia


    Fecha: 31/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mcrrdgsto, Fuente: TodoRelatos

    ... se percatase. Todo el mundo estaba pendiente de su apuesta y yo acariciaba el abultado chocho de la vieja, que empezaba a perder el control y a soltar algún pequeño gemido.
    
    Cuando cerraron el bingo, ella estaba tan caliente que no podía disimular su lujuria y yo la tenía tan dura que creía que me iba a estallar. Era de noche, pasadas las doce. Empezamos a caminar por la calle, pero en el primer portal, nos metimos dentro y nos acurrucamos entre las sombras. Besé su boca y sentí cómo me metía la lengua hasta el fondo, mientras me abrazaba y frotaba su entrepierna contra mi cuerpo. Nos morreamos con desesperación, enlazando las lenguas, chupando la saliva, metiéndonos la lengua hasta no poder más. Metí las manos bajo su camiseta y empecé a sobarle las tetas. Eran unas tetas flojas y caídas, arrugadas, que me ponían a mil. Ella seguía frotando su coño contra mi pierna, con la respiración entrecortada, jadeando cada vez más deprisa. No tardó mucho en correrse, mientras se retorcía en espasmos y me abrazaba con fuerza. Mientras se corría, apreté sus pechos con ambas manos y la morreé, ahogando sus gemidos. Fue un orgasmo largo y la vieja permaneció unos minutos con el chocho apretado montra mi pierna, jadeando sin poder respirar, estremeciéndose de placer todavía.
    
    - Joder... - dijo ella - Estoy chorreando... Joder...
    
    Puse mi mano en su coño y sentí sus mallas mojadas.
    
    - Joder... Me estoy meando... he bebido mucho y cuando tengo un orgasmo muy fuerte me entran ganas ...
    ... de mear...
    
    Retorció las piernas como si le costara aguantarse y me miró con impotencia.
    
    - Lo siento pero... no puedo aguantarme...
    
    - No pasa nada - respondí - Puedes mear aquí. Estamos solos. Yo te cubriré.
    
    - Joder... - repitió la vieja mientras se bajaba las mallas y las bragas empapadas y se ponía en cuclillas junto a mí.
    
    Empezó a mear mientras me miraba, agachada ante mí, con el pintalabios corrido por los morreos y la cara desencajada de lujuria. Pude ver en sus ojos el perverso placer que sentía al orinar ante mi. Abrí la bragueta y saqué la polla, que quedó a la altura de su boca. Sin dejar de mear, ella abrió la boca y empezó a mamarla. Fue una meada larga, que acabó en chorros intermitentes, mientras ella mantenía mi polla en su boca, acariciándomela con la lengua lentamente. Y aun después de mear, siguió chupándomela un rato. Luego se levantó y se subió las bragas y las mallas, tan mojadas que estaban goteando.
    
    - Estoy muy caliente - dijo ella, abrazándome, con mirada suplicante - No puedes dejarme así... Me voy a volver loca si no me follas...
    
    - ¿Tienes algún lugar al que ir? - le pregunté.
    
    - Vamos a mi casa. Vivo aquí al lado...
    
    - ¿Vives sola?
    
    - Vivo con mi marido, pero a él no le importará.
    
    - ¿No le importará?
    
    - Es un cerdo cabrón. Me ha puteado toda la vida. Ahora está viejo y apenas se levanta del sofá. Le revienta que yo haga lo que me da la gana, pero no tiene más remedio que aguantarse.
    
    Me excitó la idea de follarme a la ...