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corrompiendo a mamá
Fecha: 05/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tal vez tres, y con ellos el rodillo, dejando más abierto el agujero, más pegajoso, más mojado por el agua, porque siguió gimiendo más fuerte. “¡Jesússs!” dijo ella. El agua oscilante, ella se agitándose en cadentes movimientos. Una sirena masturbándose y nadando en la bañera. Su coño seguía invadido por el mango del rodillo. Sus ojos verde azul todavía cerrados. Su pelo rubio cenizo pegado a la cara. Su boquita medio abierta, con la lengua por fuera. El jabón tocando el contorno de sus gordas mamas, los pezones meneándose libres, gloriosos, gorditos y duros, a simple vista. “Oh, mamá” digo ahora mismo mientras aprieto mi mano en el tronco, y jalo el cuero arriba y hacia abajo, sintiendo una presión en el pecho y un calambre en los testículos, recordando lo que vi hace rato. La imagen de una madre cachonda, libidinosa, ansiosa de polla, me pone más duro que antes. Con el carácter de papá y su conducta intachable, no me extraña que mamá no tenga un consolador en casa, teniéndose qué conformar con ese utensilio de madera. Ni siquiera me la puedo imaginar yendo a comprarse un falo de goma, después de ver sus telenovelas, después de hornear los postres que hace bajo pedido. Después de ir a sus reuniones de la iglesia, con sus amigas santurronas. Después de dar sus clases de zumba. Porque también baila, y ese detalle a papá le gusta menos. Dice que mamá no puede ser una santurrona que va los viernes al taller de biblia, y que el resto de los días se la pase ...
... “bailando esas canciones obscenas de niñas urgidas”. En realidad yo nunca la he visto bailar esas canciones “de niñas urgidas”. Bueno sí, pero cuando era más niño. Ahora que soy mayor no. De hecho, ahora que lo pienso, no había reparado en lo mucho que me gusta mi madre, en lo increíble de buena que está. En que los pechos le cuelgan como melones de carne, pero no le cuelgan por la edad, sino por lo pesados y carnosos que son. Mi madre sigue en mis ojos, aunque los tenga cerrados. Su gesto distorsionado por los calambres de su vagina que le avisan del orgasmo. Sus piernas temblando cuando las hormonas se disparan, cuando explota, cuando se corre. Y un largo “Huuum” que me trastorna. Ahora me masturbo, pero también me masturbé hace rato, detrás de la puerta, viendo a través de la rendija. Incluso grabé algo; tuve los huevos de grabarla. Y tras un prolongado “Ho siiii” ella se corrió. El alma se me fue al culo cuando el orgasmo la hizo explotar y gritar de placer. Ella se agarró los pezones y los jaló de las puntas. Jadeó, sabiéndose sola en casa, jadeó con un grito que me pareció bastante sexy y vulgar. Se estremeció en el agua. Parecía que se estaba electrocutando. Las piernitas nomás le temblaron. Pronto muslos y talones cayeron al interior de la tina y sus grandes pechos rebotaron sobre el agua. Me corrí en los pantalones sólo de oírla, de verla, de sentirla sin sentirla. Además gemí de gusto, de gozo, de adrenalina. Fue un gemido audible. Apenas pude cerrar la ...