1. La cena


    Fecha: 10/11/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Karl058, Fuente: TodoRelatos

    Cuando mi marido se levantó de la mesa, me quedé absorta mirando el cielo gris, sentada en la terraza de un vigésimo séptimo piso. A mis pies, la ciudad entera. La vista era espectacular y eso me daba cierta sensación de un poder que no tenía. Cogí la taza con las dos manos para sentir su calor mientras el aroma del café inundaba mis sentidos a aquellas horas de la mañana. Nicolás me había dicho que esa noche cenábamos en la casa de campo del director, en plena campiña, pero por lo que me dijo, pensé que sería más un palacete que otra cosa.
    
    Me tomaría la mañana libre, toda para mí, quería estar presentable para aquel hombre al que solo vi un momento en el aeropuerto unos meses atrás, pero que me dejó gratamente impresionada. Estaba sentada delante de la mesa redonda con los dos desayunos e imaginé al director sentado frente a mí, mirándome las piernas desnudas que asomaban desde la abertura del albornoz y me estremecí. Recordaba sus ojos grises como su cabello y cuando lo vi sonreír, me pareció que me acariciaba el cuerpo entero. Fueron solo unos instantes, los suficientes para cogerme y besarme la mano, para atravesarme con su mirada, con esa con la que me lo imaginaba ahora mientras seguía apurando el café de la taza. Curiosamente, cuando terminé el café, su imagen desapareció y pude volver a la realidad.
    
    Entré en mi habitación, abrí el armario y lo vi. Ahora pensaba que todo había sido una jugada del subconsciente y que todo estaba orquestado para esa noche. ...
    ... Porque después de despedirme de ellos en el aeropuerto, volví a la ciudad y en un escaparate vi el vestido, el mismo que tenía ahora frente a mí. Me llamó la atención su color, rojo granate, el tejido era de seda salvaje y no tuve más remedio que entrar y probármelo. Se acoplaba a mi cuerpo como un guante y no pude resistir la tentación de llevármelo. No tenía ningún acontecimiento para lucirlo, pero sabía que antes o después me lo pondría.
    
    Lo cogí, metí mis piernas y tiré suavemente hacia arriba hasta que me cubrió el cuerpo entero. Me miré al espejo para ver cómo me marcaba la cintura y dejaba libres mis hombros, blancos como mis senos, que parecían dos palomas presas y palpitantes. Quería estar lo suficientemente atractiva para él, pero aún faltaba algo.
    
    Me desnudé otra vez y me puse ropa cómoda para salir a la calle. Tenía toda la mañana para mí. Primero me fui a darme un masaje relajante por todo el cuerpo, a que se me abrieran los poros de todos los rincones de la piel. Después un baño cerrando los ojos y cada vez que lo hacía lo veía a él. Me tenía obsesionada. Después fui a un salón de belleza para maquillarme, arreglarme las uñas de manos y pies y por último a la peluquería. No quería que faltara nada. Pedí que me recogieran el pelo negro en un moño para dejarme al aire el cuello y los hombros. El vestido lo requería así.
    
    Comí en un restaurante cercano al que solía ir con mis amigas porque Nicolás me dijo que no iba a venir a comer. Y después me volví a casa a ...
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