1. La cena


    Fecha: 10/11/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Karl058, Fuente: TodoRelatos

    ... descansar, estaba muerta.
    
    Estábamos en otoño y los días eran cada vez más cortos. Cuando abrí los ojos había oscurecido, tal era el cansancio que tenía, tanto físico como mental. Había tenido un sueño muy fuerte y todo era por la obsesión con aquel hombre al que no podía quitarme de la cabeza. Yo caminaba hacía él con el vestido rojo que me llegaba hasta los pies y cuando caminaba asomaba una pierna, vestida con los zapatos altos de tacón. Él me sonreía y levantaba la mano para cogerme la mía y atraerme hacia sí. Sonaba música de fondo y me rodeaba con sus brazos para bailar muy apretados. Yo apoyaba mi cabeza sobre su hombro y él me besaba la mejilla. Quería que me tocara, me acariciara y sentía sus manos cómo recorrían todo mi cuerpo. De repente estábamos en la cama, desnudos y él me seguía besando. Cuando desperté sentí que había tenido un orgasmo. Nunca antes me había pasado algo así y me sentí especialmente bien.
    
    Al momento oí que se abría la puerta. Nicolás venía con prisa, había que vestirse porque se hacía tarde, me dijo. Sin darme un beso, entró en el bañó y se duchó. Me gustaba verlo desnudo recién salido de la ducha, intentó acercarse a mí pero lo frené, no quería desmaquillarme ni alborotarme el pelo. Pero me excitó mucho verlo así, con ganas, excitado, dispuesto a penetrarme. Me gustaban esos momentos.
    
    Los dos nos vestimos. Él con el smoking que le favorecía porque la camisa blanca destacaba su piel morena, porque la chaqueta destacaba sus hombros ...
    ... fuertes, porque lo hacía muy elegante. Y cuando completé mi vestido y me hice un pequeño retoque de maquillaje, se quedó impresionado mirándome. Disfruté de aquella mirada, a las mujeres nos gusta que nos miren y nos deseen y su mirada era de total deseo. Había dado en el clavo y estaba dispuesta para impresionar al director.
    
    Sentada en el coche, el cinturón cruzaba mi cuerpo y mis pechos parecían sobresalir más que antes. Nicolás no paraba de mirarme y su mano me rozaba las piernas por encima de las medias. Le pedí que se tranquilizara, no era momento de tener sexo. Pero yo lo decía con la boca pequeña, el orgasmo que había tenido hacía poco me mantenía excitada y cerraba los ojos sintiendo su mano sobre mi pierna. Pero en realidad imaginaba que era la mano del director y eso me excitaba mucho más.
    
    Tras casi una hora de trayecto, se desvió por una carretera secundaria hasta que entró por un camino, en mitad del bosque, al final de cual fue apareciendo la consabida casa de campo que nos dejó impresionados, al menos a mí. En verdad era un auténtico palacete del siglo pasado, perfectamente remodelado, setos cuidados y una gran fuente que servía de rotonda para los coches. No había más de diez, lo cual agradecí porque así no sería una fiesta multitudinaria. Un joven apuesto bien uniformado me abrió la puerta y la cerró tras de mí. Me cogí del brazo de Nicolás y así entramos en la casa. Dentro, un mayordomo nos esperaba para coger el chal que me había echado sobre los hombros y ...
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