1. Una madrastra insaciable (15)


    Fecha: 16/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... su boca y luego en su garganta. Acaba de tragarse todo lo que le largó Julián.
    
    Sigue, como si su único interés fuera verme acabar también. Y lo logra. Porque su boca es una maldición dulce, y su mirada, cuando se clava en la mía desde ahí abajo, me calienta tanto como la mamada que me está haciendo.
    
    Mis dedos se cierran en su nuca. No quiero que termine. No todavía. El calor que me recorre es distinto. Más denso, más feroz.
    
    Y mientras ella me consume entero, mientras sus labios se deslizan y su lengua traza caminos invisibles por mi tronco, pienso en el vínculo que tenemos, en el hecho de que es la mujer de papá. Y eso me vuelve loco.
    
    Largo un potente chorro de semen dentro de su boca. Ella retrocede, como para liberarse de mi verga, pero yo se lo impido. Así que se traga todo con mi miembro aún en su boca.
    
    —Necesito un descanso —dice ella cuando todo termina—. Voy a darme una ducha.
    
    Se levanta con lentitud. No puedo evitar pensar que es una escultura irguiéndose. Un espectáculo para la vista.
    
    La veo irse hacia el baño. La intimidad entre los tres es tal que no se molesta en cerrar la puerta del baño del todo, sino que la deja entreabierta. Y lo mejor de todo era que acababa de dar a entender que podíamos jugar un rato más con ella. Por algo dijo lo del descanso, y no dijo en cambio que ya era suficiente.
    
    Aprovecho. Me giro hacia Julián, que sigue sentado en una silla, con los brazos cruzados y la mandíbula apretada.
    
    —Dejala para mí un rato. Más ...
    ... tarde podés tenerla solo para vos, ¿sí?
    
    No me contesta enseguida. Me observa con los ojos entrecerrados, como si evaluara si puede confiar en mi palabra.
    
    —Ella no es una cosa, ¿sabés? —me dice—. No somos nadie para decidir sobre su cuerpo.
    
    A veces me olvido de que mi hermanito tiene algo de progre.
    
    —Ya lo sé, boludo. Pero ella está dispuesta. No escuchaste? Solo quiere descansar un poco.
    
    Julián asiente en silencio. Se levanta sin apuro. Junta su ropa del suelo y se la lleva, todavía desnudo, como si no hiciera falta cubrir nada en esta casa ya. Cuando lo veo desaparecer por el pasillo, cierro la puerta del cuarto. Y después, me voy detrás de ella.
    
    El sonido de la ducha llena el aire con ese murmullo blanco que tapa todo. Vapor. Calor. Olor a jabón mezclado con piel. El baño está envuelto en niebla, como si el mundo se hubiera reducido a esa pequeña cápsula de azulejos húmedos. La veo detrás de la cortina, con el agua cayéndole en la nuca, el pelo pegado al cuello.
    
    Corro la cortina y entro sin pedir permiso. Ella gira apenas la cabeza, sin sobresalto. Ya se la veía venir.
    
    —Podrías haber esperado un poco —murmura, sin fuerza.
    
    —Sí, podría haber esperado —respondo, sin agregar nada más.
    
    Tomo la esponja, la mojo bajo la ducha, y sin decir más nada empiezo a frotarle la espalda. Al principio con cuidado. Le paso el jabón con una presión leve, casi como si la acariciara. El agua hace que se escurra de inmediato, dejando su piel otra vez limpia. Aunque ...
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