1. La máscara escarlata – parte 4


    Fecha: 17/11/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Incesto Voyerismo Autor: PetterG, Fuente: SexoSinTabues30

    ... no puede esconder. Y esta noche, la haré salir. ¡Vamos viejo, quítale el maldito sostén!
    
    El padre de Clara, con el corazón desbocado, miró a su hija. Sus manos temblaban, y su mente era un torbellino de miedo y repulsión.No puedo hacerle esto… pero si no lo hago, nos matará a ambos. Así que tragó saliva, y con sus ojos suplicando perdón a Clara, le dijo:
    
    —Clara… lo siento…
    
    Y Clara, con los ojos llenos de lágrimas, negó con la cabeza, pero no dijo nada. Sabía que no había opción. El Cuervo, impaciente, presionó el machete más fuerte contra el cuello del padre.
    
    —¡Hazlo viejo, o te juro que lo primero que cortaré será tu garganta!
    
    Con un sollozo ahogado, el padre extendió las manos temblorosas hacia Clara. Sus dedos rozaban la tira frontal del sostén, justo entre los senos de su hija. Cerró los ojos por un instante, deseando estar en cualquier otro lugar, pero el Cuervo no le dio tregua.
    
    —¡Arráncalo de una vez! —rugió.
    
    Y con un grito de frustración y dolor, el padre tomó la tira con ambas manos y tiró con todas sus fuerzas. El encaje se desgarró con un sonido seco, liberando los senos de Clara. Eran perfectos, con pezones rosados que se endurecieron al contacto con el aire frío. La piel de Clara, pálida bajo la luz de la luna brillaba, mientras el cuervo dejaba escapar un silbido bajo (y ya la devoraba con sus ojos).
    
    —¡Maldita sea, qué espectáculo! ¡¡Tienes unas tetas increíbles!!—dijo, lamiéndose los labios
    
    — ¡Máscara Escarlata, sé que estás mirando! ...
    ... ¿Vas a dejar que me divierta solo?
    
    Clara, con la cabeza gacha, sentía las lágrimas quemándole las mejillas. No podía mirar a su padre ni al Cuervo. La vergüenza y el terror la paralizaban, pero entonces, algo captó su atención. En el suelo, entre los escombros de la gasolinera, uno de sus libros yacía abierto, y de él sobresalía un destello de tela roja.La máscara, pensó, con un destello de esperanza.Si tan solo pudiera alcanzarla…
    
    Pero el Cuervo no había terminado. Su mirada sádica se posó de nuevo en el padre, que estaba al borde de un colapso con las manos aún temblando por lo que había hecho.
    
    —Esto está bueno, pero no es suficiente —dijo el Cuervo, con una sonrisa que helaba la sangre—. Ahora, viejo, quiero que le bajes el interior. Vamos a ver todo lo que esta perrita tiene para ofrecer.
    
    Clara dejó escapar un gemido de puro terror, mientras se intentaba cubrir
    
    —¡No, por favor! ¡No hagas esto! —suplicó, retrocediendo un paso.
    
    El padre, con los ojos desorbitados, negó con la cabeza.
    
    —¡No! ¡No voy a hacerlo, maldito enfermo! —gritó, casi quebrándose.
    
    Pero el Cuervo apretó más el machete contra su cuello, cortándole la piel, y haciendo que un diminuto hilo de sangre corriera.
    
    —¡¡Hazlo, o los destripo a ambos aquí mismo!!
    
    El padre respiró hondo, su mente trabajaba a toda. Y se le ocurrió algo…
    
    —Está bien… está bien. Pero quítame el machete del cuello. Necesito moverme para… para hacerlo bien. Lo haré de un solo golpe, y ya!
    
    Clara lo miró, ...
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