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Mi primera vez como sumisa
Fecha: 19/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Zarina, Fuente: CuentoRelatos
... adormecer el culito mi putina” me dijo, y sentí que se alejaba y tomaba un trago, luego puso su mano en mi clítoris que aun palpitaba pellizcándolo al tiempo que me provocaba otro suave orgasmo y me preguntó si aún quería más, “pero por tu culito…” me dijo. —Lo que tú quieras —le susurré, suelta, con una mejilla pegada a la cama totalmente entregada a sus deseos. —¿Quién eres? Me preguntó seguro sonriéndose mientras sentía como disfrutaba el empalarme así, arrodillada de espaldas a él, abierta entera a su disposición, total. —La putina, —le dije, asumiéndolo— la putina. —Bien, —me dijo— voy a terminar dentro tuyo, acá atrás. Y sentí como clavaba de un solo espolonazo y luego de un breve mete y saca llenaba mis riñones de su generoso semen. Se salió de mí dejándome caer exhausta desmadejada sobre la cama. Se subió los pantalones, puso la camisa dentro de ellos, se recostó en la cama y me dijo: “párate allí” señalando a unos pasos de la cama. “vas a ponerte de espaldas a mí y de frente al ropero, con las piernas abiertas, agachándote un poco, y apoyas las manos en él para que no te vayas para delante, quiero ver como chorreas, ahhh y súbete a tus zapatos”. Lo hice obediente, excitada aun, mareada, tiritando, con las piernas que apenas me sostenían y las manos apoyadas en el ropero a la altura de mi cabeza. “Mas alto” dijo. Y se paró y me vendó los ojos nuevamente y un escalofrío me hizo presentir lo que vendría. Desnuda allí, apoyada semirecostada contra el ...
... ropero, con la piel cubierta de cera, como una niña que ha hecho mal la tarea, sentí como su semen comenzaba a escurrirse desde mi colita y mis líquidos bajaban bordeando mis piernas. —Voy a buscar un trago —me dijo— Y no te muevas. Putina. Sentí que salía y el aire frío baño la pieza nuevamente… Y los pasos se acercaron, varios, los presentía, me rodeaban, sentía sus sonrisas, sentía sus miradas, su desprecio. Yo me atrevía apenas a respirar… Creo que el pañuelo que me cubría la vista debe haberse mojado igual, no lo sé. Pero sí sé que me miraban, miraban como chorreaba un líquido viscoso desde mi ano y desde mi vagina hasta manchar el piso, miraban las huellas rojas aún de la cera en mi piel, mis piernas separadas con las marcas aun de las correas que las habían mantenido abiertas, la huella de la transpiración bajo mis brazos, mi pelo pegoteado por la transpiración y las lágrimas. Y sí sentí con meridiana claridad y estupor como mi clítoris se hinchaba nuevamente, duro, palpitante Hacia algo de frío, pero yo estaba caliente, caliente de excitada, de encendida mientras escuchaba el chocar de los hielos en los vasos de whisky. Sentí que me quedaba sola de nuevo y los dedos de viento frío enredarse en mi cabello y agarrada así me guiaba a la cama donde me recostaba. Tomó un largo trago de whisky que pasó de su boca a la mía que ayudó a sentirme mejor. Me quitó la última cera que extrañamente casi no me dolió al retirármela. —¿Tu marido te produjo alguna vez un ...