1. Aylen, una puta en CFE


    Fecha: 20/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Hetero Infidelidad Autor: A-relatora, Fuente: SexoSinTabues30

    ... con una sonrisa cómplice. “Nos vemos mañana en CFE, cabrón”, le digo, mientras me alejo, sabiendo que los pendejos de la fila que conocen a mi marido van a estar hablando de lo puta que soy. Y eso, la neta, me encanta.
    
    Esa noche, en casa, me meto a la ducha para sacarme el sudor, el semen y el olor a sexo que traigo pegado como un trofeo. El agua caliente me cae por la piel, resbalando por mis tetas blanquitas, mis pezoncitos rosados que todavía están sensibles, y mi culo, que sigue palpitando del cogidón que me metió Claudio. Me paso la mano por la pucha, todavía hinchada, y siento el roce de mi tanguita roja, que tiré al suelo junto con los jeans negros. Mientras el jabón me limpia, mi cabeza está en otro lado, imaginando la cara de mi marido cuando le cuente todo. Ese cabrón se pone como loco cuando le suelto los detalles de mis aventuras, y yo, como buena zorra, no pienso dejarle nada por fuera.
    
    Salgo de la ducha, me envuelvo en una toalla que apenas me cubre las nalgas, y me miro en el espejo empañado. Mi cabello castaño, mojado, se pega a mi espalda, y mis ojos miel brillan con esa chispa de perra que nunca se apaga. Me pinto los labios de un rosa suave, porque sé que a mi viejo le encanta verme así, como si fuera una muñequita inocente que esconde una puta debajo. Me pongo una tanguita limpia, negra, de encaje, que se me pierde entre las nalgas, y una camisita de tirantes que deja mis tetas al aire, con los pezoncitos marcándose como siempre. “A ver cómo te ...
    ... pones con esto, cabrón”, pienso, mientras bajo a la sala donde mi marido está tirado en el sillón, viendo una pinche serie de Netflix.
    
    Mi marido, es moreno, con barba recortada y una vibra de macho que sabe lo que tiene en casa. Cuando me ve bajar, con la toalla todavía húmeda en la mano y la camisita pegada a mis tetas, sus ojos se encienden. “¿Qué traes, Aylen? ¿Otra vez anduviste de zorra por ahí?”, me dice, con esa sonrisa de cabrón que me derrite. Me siento a su lado, cruzo las piernas pa’ que la tanguita asome un poquito, y le suelto: “Ay, mi amor, si supieras lo que me hicieron hoy, te la jalas aquí mismo”. Él se ríe, pero su mirada se pone intensa, y noto cómo sus jeans empiezan a apretarle la verga.
    
    Me recargo en el sillón, dejando que la camisita se suba un poco más, y empiezo a contarle todo, con lujo de detalle, porque sé que eso lo pone al mil. “Fui a CFE otra vez. Estaba formada, con mis jeans negros, esos que me hacen el culo como de revista. Y ahí estaba Claudio, el vato que te conté, el de 38, casado, con una vieja que es una aburrida de mierda”. Mi marido levanta una ceja, y su mano ya está en mi muslo, acariciándome despacito. “Sigue, zorra, cuéntame qué hiciste con ese cabrón”, me dice, con la voz baja, como si ya estuviera imaginando el desmadre.
    
    “Pues, mijo, el wey no podía quitarme los ojos de encima. Y yo, pues, le di show. Me recargué en la pared, con las tetas bien levantadas, y le dejé ver el tirante de mi tanguita roja. El pendejo se puso duro ...
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