1. Aylen, una puta en CFE


    Fecha: 20/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Hetero Infidelidad Autor: A-relatora, Fuente: SexoSinTabues30

    ... al instante, te juro que se le marcaba la verga en los pantalones como si quisiera salirse sola”. El gruñe, y su mano sube por mi muslo, rozando el encaje de mi tanguita. “Puta madre, Aylen, ¿y qué hiciste? No me dejes con las ganas”, dice, mientras sus dedos se cuelan bajo la tela, tocando mi pucha rosita, que ya está húmeda otra vez.
    
    Le sigo contando, con la voz temblando de puro morbo. “Lo jalé a un motel. Uno de esos de mala muerte, con luces neón y sábanas que apestan a sexo. Apenas entramos, el cabrón me empujó contra la puerta y me besó como loco. Me arrancó la blusa, me bajó los jeans, y me comió la pucha como si estuviera hambriento. Su lengua en mi clítoris, mijo, me hizo venirme en dos minutos, gritando como puta”. Mi marido respira fuerte, y sus dedos ya están dentro de mi pucha, moviéndose lento, sintiendo lo mojada que estoy. “puta madre, Aylen, qué rica eres. Sigue, ¿qué más te hizo ese cabrón?”, pregunta, con los ojos brillando de calentura.
    
    “Me puso en un buró, con la tanguita puesta, y me metió su verga, gruesa, morena, de 18 centímetros. Me llenó la pucha, mijo, y me cogía tan duro que mis tetas rebotaban como locas. Me vine otra vez, empapándole todo, y luego el cabrón se corrió dentro de mí, llenándome con su leche caliente”. Diego gime, y su verga ya está dura, marcándose en los jeans. “Puta madre, Aylen, eres una zorra de primera. ¿Y qué más? No me digas que paraste ahí”, dice, mientras me jala hacia él, sentándome en su regazo.
    
    Siento su ...
    ... palo duro contra mi culo, y me muevo despacito, frotándome contra él. “No, mi amor, eso fue solo el principio. Luego me puse de perrito, y le pedí que me rompiera el culo. Me metió la verga en el ano, y me dio tan duro que grité como loca. Me vine por el culo, mijo, y él se corrió dentro, dejándome el culo lleno de su leche”.
    
    Mi marido no aguanta más. Sus manos me agarran con fuerza por las caderas, clavándome los dedos en la carne de mis nalgas mientras me aprieta contra su regazo. Siento su verga, dura como fierro, empujando contra mis jeans, y el bulto me frota justo donde mi tanguita negra de encaje se pega a mi pucha, todavía mojada de tanto recordar lo que pasó con Claudio. “Puta madre, Aylen, eres una maldita perra”, gruñe, con los ojos oscuros encendidos de deseo, como si quisiera devorarme ahí mismo en el sillón. “¿Te cogieron el culo y te llenaron de leche? Carajo, eso me pone como loco”, dice, mientras su mano se cuela por debajo de mi camisita de tirantes, encontrando mis tetas blanquitas y apretándolas con ganas. Mis pezoncitos rosados, sensibles como siempre, se endurecen bajo sus dedos, y un gemido se me escapa, bajito, como un ronroneo de gata en celo.
    
    “¿Quieres saber lo mejor, mi amor?”, le digo, moviéndome despacito en su regazo, frotando mi culo contra su palo para volverlo loco. “Cuando Claudio se corrió en mi culo, me dejó tan llena que todavía sentía su leche escurriendo cuando venía para acá. Y yo, pues, me puse a pensar en cómo te iba a contar todo ...