1. Cliente Reprogramada


    Fecha: 20/11/2025, Categorías: Control Mental, Autor: Mandarina, Fuente: TodoRelatos

    Lucía no estaba teniendo un mal día. Estaba teniendo el puto día.
    
    Primero, la alarma no sonó y se levantó una hora tarde. Luego, el perro del vecino se cagó justo donde pisó al salir. Y para terminar, el auricular que compró por “recomendación de una estúpida influencer” la estaba dejando con la cabeza hecha mierda. No dormía bien. No pensaba claro. Y, para colmo, llevaba tres días seguidos mojada sin motivo, como si tuviera a un tipo imaginario susurrándole al oído todo el tiempo que se abriera de piernas.
    
    Y no estaba dispuesta a dejarlo pasar.
    
    Estaba encabronada, sí, pero también jodidamente buena.
    
    Caminaba por la banqueta como quien va a destruir algo, y no ayudaba que cada paso hiciera rebotar ese culazo de escándalo enfundado en unos leggings grises que le marcaban hasta la forma de los labios. Ni siquiera había querido vestirse así. Solo lo hizo porque estaba tan caliente que, aunque venía furiosa, había pasado veinte minutos frente al espejo viendo cómo se le notaban los pezones bajo el top blanco. Sin bra, obvio, porque con el calor que traía no soportaba tener nada encima. Así que, sí: tetas grandes, sin nada sosteniéndolas, botando con cada movimiento, y un escote que apenas alcanzaba a cubrirle los pezones, marcados como si se los estuvieran lamiendo.
    
    Lucía sabía que se veía bien, pero no le interesaba gustarle a nadie hoy. Hoy quería putear. Literalmente, no sexual. Verbalmente. Y el que estaba a punto de llevarse la descarga era Brandon, el cabrón ...
    ... que le vendió el auricular.
    
    Abrió la puerta del local de un golpe, sin tocar ni avisar. Las campanitas del marco sonaron como si estuvieran siendo violadas.
    
    —¿¡Brandon!? —gritó, sin filtro.
    
    El lugar era pequeño, de esos locales donde se venden gadgets baratos con envoltura de diseño minimalista para que parezcan de lujo. El cabrón estaba sentado al fondo, con la cabeza agachada, escribiendo algo en su celular como si no pasara nada.
    
    Lucía se acercó con paso firme, culo balanceándose como un reloj sexy a punto de explotar, las tetas saltando debajo del top como si quisieran salir corriendo del escándalo.
    
    Brandon levantó la vista con cara de “ah, llegó la clienta feliz”, y sonrió. El descarado sonrió.
    
    —¿Lucía, verdad?
    
    —No me hables como si no supieras quién soy, cabrón —espetó, sacando el estuche del auricular y arrojándolo sobre el mostrador—. Esto es una basura. Quiero mi dinero. Ya.
    
    Brandon alzó una ceja. No se inmutó. Tenía ese tipo de cara que no parece sorprendida por nada, como si ya hubiera visto a diez como ella llegar a quejarse… aunque, siendo honestos, no con ese cuerpo. Era moreno, alto, flaco pero marcado. El tipo de cabrón que parece que no se esfuerza por agradar porque no le hace falta.
    
    Tomó el estuche con calma, lo abrió, y revisó el auricular como si estuviera viendo si un cable estaba flojo.
    
    —¿Y qué tiene la "basura"?
    
    Lucía bufó. Se cruzó de brazos, haciendo que las tetas se juntaran y se levantaran aún más. Brandon lo notó, ...
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