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Cliente Reprogramada
Fecha: 20/11/2025, Categorías: Control Mental, Autor: Mandarina, Fuente: TodoRelatos
... Soltó un suspiro fuerte, rodando los ojos, sin mirar a Brandon directamente. —Haz lo que tengas que hacer y ya, ¿sí? No quiero perder más tiempo aquí. Brandon sonrió sin decir nada. Lucía ya no podría perder más. El juego estaba ganado desde que ella cruzó la puerta con ese culazo rebotando en los leggings y esa cara de “cógeme fuerte”. Abrió su tablet, deslizó el control de intensidad del dispositivo y lo llevó de 33% a 100% con un solo movimiento. El cambio fue instantáneo. Lucía parpadeó dos veces, y su expresión se congeló, como si se hubiera detenido el mundo dentro de su cabeza. Los hombros bajaron. Las cejas se relajaron. La mirada quedó fija, vacía, perdida, clavada en algún punto invisible. Su cuerpo seguía de pie, pero su mente acababa de apagarse. Brandon se acercó y le habló despacio, disfrutando cada segundo de lo que acababa de hacer. —Lucía. —Sí, amo —respondió al instante, suave, obediente, como si lo hubiera llamado así toda su vida. —¿Cómo te sientes? —Muy bien, amo. Tranquila. Feliz de escucharlo. —¿Sabes quién soy? —Sí, amo. Usted es mi dueño. Mi guía. Mi propósito. —¿Y qué estás dispuesta a hacer por mí? —Todo, amo. Lo que usted quiera. Mi cuerpo es suyo. Mi mente también. Soy suya. Brandon soltó un suspiro satisfecho. El auricular funcionaba mejor de lo que esperaba. Ya no tenía frente a él a una clienta berrinchuda. Ahora tenía a una mujer hermosa, mamadora, sumisa, completamente entregada, lista para cumplir ...
... su función sin cuestionar una sola orden. Rápidamente, el cerró la puerta del local con seguro apenas Lucía entro en ese estado de obediencia. La tablet seguía mostrando la gráfica de control cerebral, las ondas estables, obedientes, perfectas. Al fondo, en una estantería sin etiquetar, decenas de cajas apiladas: auriculares, parches, dispositivos “de relajación” que no eran otra cosa que herramientas de sumisión. Todos fabricados por él. Todos probados, calibrados, diseñados para desarmar a cualquier mujer que tuviera la mala idea de usarlos sin saber lo que hacían. Lucía no había sido la primera. Y no sería la última. —Tenías razón, ¿sabes? —le dijo mientras acariciaba su cabeza, esa cabeza ahora vacía, suave, feliz—. Te estaba lavando el cerebro. Pero no era un error. Era el plan. Y cometiste el peor de todos los errores, mi amor… viniste directo a reclamarle al tipo que te lo hizo. Ella no respondió. Solo sonrió. Porque para entonces, ya no quedaba nada en su mente que pudiera alarmarse, enojarse o escapar. Ahora solo existía una cosa: el amo. Y él, sonriendo, marcó una nueva etiqueta en su sistema: LU-027 – Asignada. Modo: Esclava total. —Arrodíllate, perra. Lucía cayó de rodillas inmediatamente. Se acomodó en el suelo con gracia, espalda recta, tetas botando libres del top que ya apenas las cubría, las manos sobre los muslos y la cabeza ligeramente inclinada, esperando instrucciones. Brandon bajó el cierre, sacó la verga ya dura, gruesa, ...