1. Cliente Reprogramada


    Fecha: 20/11/2025, Categorías: Control Mental, Autor: Mandarina, Fuente: TodoRelatos

    ... él la usaba. Luego volvió a llevársela a la boca, esta vez tragándola aún más hondo, dejándola entera adentro, sin respirar, sin quejarse. La mantenía ahí, inmóvil, garganta apretando, lengua moviéndose alrededor del glande, los ojos vidriosos de excitación.
    
    Brandon empezó a gemir más fuerte. Estaba cerca. Lucía lo notó. Le acarició los muslos, le miró los ojos, y con la verga en la boca, murmuró:
    
    —Por favor, amo… démelo todo. Quiero su semen. Quiero saborearlo. Quiero tragarlo todo.
    
    Y cuando se vino, lo hizo con fuerza.
    
    El primer chorro le explotó en la lengua. El segundo bajó por su garganta. El tercero lo succionó ella misma, tragando cada gota como si fuera un manjar. No dejó escapar nada. Limpió la cabeza con la lengua, lamió el tronco y luego besó la punta antes de dejarla descansar.
    
    Se quedó de rodillas, tetas fuera, cara brillante de saliva y semen, jadeando como una perra feliz, con esa expresión boba y obediente.
    
    —Gracias, amo… —susurró—. Amo su sabor. Amo complacerlo. Quiero hacerlo otra vez pronto.
    
    Brandon se acomodó la ropa, la miró desde arriba, satisfecho.
    
    —Lo harás, Lucía. Muchas veces. Eso te lo aseguro.
    
    Ella asintió, aún de rodillas, esperando su siguiente orden, con la mente vacía, el cuerpo entregado y la verga de su amo grabada ya como lo único importante en su existencia…
    
    Pasaron dos semanas y el local ya no era el mismo. Tampoco lo era Lucía.
    
    Ahora estaba detrás del mostrador, con una sonrisa dulce, mirada dócil, y un ...
    ... uniforme que no dejaba dudas de quién la entrenó: un mini short negro de licra que le marcaba cada curva del culazo, sin ropa interior, y una blusa blanca entalladísima con el logo de la tienda sobre un pecho, porque el otro pecho estaba medio fuera, el escote cortado a propósito para que los pezones se marcaran cada vez que respiraba profundo. El cabello lo llevaba recogido en una coleta alta, provocadora, con unos lentes sin aumento que la hacían parecer más formal, aunque nadie miraba su cara por mucho tiempo. Iba descalza. Por orden de su amo.
    
    Brandon estaba en la parte trasera, revisando pedidos, mientras ella —su asistente, su perra, su propiedad— atendía a tres chicas jóvenes que entraron curiosas por los anuncios del “auricular relajante”.
    
    —¿Y esto sí sirve? —preguntó una de ellas, con tono escéptico.
    
    Lucía les sonrió, tranquila.
    
    —Sirve más de lo que imaginan. Yo misma lo uso todos los días. Te ayuda a soltar el estrés, a reenfocar tu vida… incluso a entender cosas que antes no veías con claridad.
    
    —¿Como qué cosas?
    
    Lucía se inclinó un poco hacia adelante, apoyando los codos sobre el mostrador. Las tetas se empujaron contra el vidrio. Las tres chicas la miraron casi hipnotizadas.
    
    —Como lo que realmente quieres. Lo que te hace sentir plena. Hay deseos que una ni se atreve a aceptar… pero el auricular te ayuda a dejar de pelear contra ti misma.
    
    —¿Y tú… qué descubriste?
    
    Lucía sonrió sin pudor.
    
    —Descubrí que el sexo es... fantástico.
    
    Segundos ...
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