1. Mis dudas sobre Adriana (capítulo 5)


    Fecha: 22/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: ArturoFish, Fuente: CuentoRelatos

    Para colmo, me pareció escuchar al fondo un gemido que debía ser de Gabriela. La imagen de Julieta con los pezones apuntándome bajo su camiseta, de la postura que debía tener Gabriela mientras Mauricio se la comía y de las tetas de Adriana contra las baldosas de la piscina mientras hablaba con Sebastián fue suficiente para mí. No pude más.
    
    Busqué con mi mirada y me di cuenta que detrás de la pared en donde estaba había un pequeño rincón oculto lleno de maleza y de hojas secas. No importaba eso, lo importante era que desde allí nadie podría verme. Me metí allá, me bajé la pantaloneta y me la comencé a halar. La verdad no tuve que hacer mucho esfuerzo, ya estaba que estallaba, tenía una buena mancha de líquido en la pantaloneta y la punta de la verga bien mojada. No supe si fue mi impresión o qué, pero escuché otro gemido de Gabriela al fondo, el puto de Mauricio le debía estar dando con todo y ella feliz lo gozaba y nos hacía envidiar su placer.
    
    Debía estar con las tetas balanceándose, con las piernas bien abiertas y ese chochito bien mojado y sudoroso. Justo en ese momento sentí mi descarga, apreté el culo y el primer chorro de semen voló por los aires y cayó encima de una piedra verde, el segundo dio aún más lejos mientras apreté los dientes porque la corrida era intensa, hacía tiempo no me corría de esa forma tan violenta, pero la verdad era que estaba super excitado, como hacía tiempo no lo había estado.
    
    Todo ese ambiente era demasiado para mí, todos ellos me ...
    ... habían llevado al límite y me habían dejado un recuerdo perpetuo con el que disfrutar. El tercer chorro ya cayó mucho más cerca, sin embargo, me sorprendió la cantidad de esperma que alcancé a lanzar. Yo no solía ser de corridas abundantes, apenas unos chorritos débiles, pero —en ese momento— yo mismo me sorprendí por la cantidad de leche que boté y lo dura que mi verga permanecía a pesar de la corrida. El cuarto chorro volvió a caer en el mismo sitio que el tercero y el quinto ya vino cayendo más cerca de mis pies. Sin embargo, hubo un sexto, un séptimo y unas cuantas gotas que se quedaron escurriendo por mi mano.
    
    No podía creerlo, había tenido la mejor corrida de mi vida.
    
    No podía verme, pero me sentía rojo, acalorado por la fiebre de mi cuerpo. Notaba que todo mi cuerpo sudaba y las gotas de agua se escurrían por todas partes. Poco a poco fui recobrando el aliento y la calma volvió a acercarse a mi mientras tomaba bocanadas de aire para poder recuperar la conciencia de nuevo. Aunque no lo quisiera debía admitirlo, toda esa escena, todo ese baile de tetas, miradas e intrigas me habían superado. Debía admitirlo: todo eso había sido demasiado rico, demasiado estimulante, demasiado placentero ¿Irme? ¡A la mierda! ¿Quién sería tan tonto como para irse después de una corrida como esa?
    
    Sin embargo, y ya con un poco más de calma, me propuse hablar con Adriana y aclarar nuestro panorama. Eso sí debía hacerlo, no debíamos dilatarlo más tiempo. Unos tres o cuatro minutos después ...
«1234...7»