-
Mis dudas sobre Adriana (capítulo 5)
Fecha: 22/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: ArturoFish, Fuente: CuentoRelatos
... ya me sentía más calmado, ya sentía que mi corazón latía con menos fuerza y que mi verga volvía a ocupar el pequeño espacio que le correspondía. Me quedé contemplando mi verga un instante, era impresionante que de un palito tan delgado como ese saliera tanta leche como antes. Sonreí. Me terminé de limpiar las pelotas con las manos, no tenía nada más en ese momento. Me subí la pantaloneta y salí cerciorándome de que nadie me estuviera viendo. Todos parecían estar en su cuento y nadie se preocupó por mí o, por lo menos, así lo sentí. Me lavé las manos en el lavaplatos que estaba en el asador (eso sí, había que darle las gracias al constructor de ese espacio que tenía todo lo necesario para alimentar las sensaciones). Mientras me lavaba las manos me pareció volver a escuchar a Gabriela, no fue muy claro, pero parecía estar gozando como bestia de su polvo. Me sonreí ¡Felicidad para los amantes! Que tiraran todo lo que quisieran, yo ya estaba satisfecho. Me limpié las manos en la pantaloneta para, de paso, ayudar a bajar la fragancia de mi corrida. Luego agarré mi cerveza y, a pesar de ya estar más que tibia, me la bebí como si fuera un helado. Miré la parrilla, de mi parte ya estaba todo listo. Miré hacia la piscina. Sebastián ya estaba afuera y hablaba cerca de Julieta, que se tomaba algunas fotos con su teléfono, luego le pasó el teléfono a Sebastián y posó mejor para él. La verdad, hacían eso todo el tiempo y no me pareció nada extraordinario. Lo grande llegó cuando ...
... busqué a Adriana con mi mirada y la encontré en el mismo punto en el que la había dejado antes, un poco más afuera y ahora se veía más de la mitad de su espalda desnuda afuera del agua. Sin embargo, lo impactante era que estaba atenta a los gemidos de Gabriela. Ella era la única de todos que estaba pendiente a cada embestida que recibía su amiga, y no solo eso, se notaba caliente. Los besos de Julieta y Sebastián la habían calentado, pero ahora se sentía mucho más. Podía notar como su cuerpo estaba hirviendo. Todo a su alrededor se había servido para excitarla, si a mí me había pasado factura el espectáculo, ella debía estar sintiendo un infierno entre sus piernas. Sebastián me silbó y desde su punto me hizo una seña para saber si el asado estaba hecho. Estiré mi pulgar complacido: ya estaba hecho y había quedado bien adobado. Me sonrió y junto con Julieta comenzaron a acercarse. Para mi sorpresa, ambos me ayudaron a acomodar todo para servir y yo ya no tuve que hacer más. Sebastián se paró al borde la zona y grito: —Ya está el asado. Terminen con sus cosas —y soltó una risa que nos contagió a Julieta y a mí. Adriana también sonrió, pero antes de salir le dio otro par de cruzadas a la piscina. Sebastián tenía ganas de decirme mil cosas sobre mi mujer, pero la presencia de su novia lo detuvo, apenas me sonreía y me hacía gestos mientras yo le seguía la corriente. Un rato después vimos como Mauricio y Gabriela por fin salían de la casa. Él llevaba una bermuda ...