1. LA MENTIRA


    Fecha: 22/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: maroso, Fuente: SexoSinTabues30

    ... seguían turnándose sin prisa, sus manos firmes pero cuidadosas sobre el cuerpo frágil del niño, que estaba atrapado ,ahora, entre el miedo y un deseo que no sabía cómo controlar.
    
    —Mirá cómo se le aprieta la piel cuando le pasamos la mano —murmuró uno—, este pibe no está hecho para aguantar, pero se la banca.
    
    —Callate, que no es solo aguantar —contestó el otro—. Está aprendiendo a ser nuestro. Ya vas a ver cómo se rinde cuando le metamos un poco más de mano.
    
    Las caricias eran duras pero no violentas, un juego de poder y control que parecía infinito. El niño, con la respiración entrecortada, de repente alzó la voz, temblando:
    
    —Para… por favor… no puedo más…
    
    Los soldados se miraron, uno con una sonrisa torcida, el otro con una mirada que no permitía dudas.
    
    —Shhh, pendejo, tranqui —dijo el que lo estaba montando—, ya casi terminamos, te lo prometo. Un ratito más y te soltamos.
    
    —Nomás que te calmes un poco —añadió otro—. No queremos que te vayas antes de tiempo. Esto recién empieza para vos, y tenés que aprender a disfrutar.
    
    Aunque el niño quería creerles, sus ojos reflejaban la duda y el cansancio. Pero ellos, con esa mezcla ...
    ... de crueldad y “cuidado”, bajaron el ritmo, haciendo caricias más suaves, besos lentos y palabras susurradas, como para engañar a su cuerpo y a su mente.
    
    Hicieron una pausa para fumar.
    
    —Así, mirá cómo se va relajando —comentó uno—, no hay apuro, esto es para que entiendas bien cómo se manejan las cosas acá.
    
    —Vos sos nuestro pendejo, y nosotros te vamos a cuidar. Cuando terminemos, vas a ver que vale la pena.
    
    —Parece que el pibe está jodido, pero mejor así. Más dócil para nosotros.
    
    Esteban asintió y empujó la entrada con cuidado.
    
    Me gusta cómo aguantás el dolor, pendejo —musitó mientras comenzaba a tomarlo de nuevo, con mano firme y sin apuro—.
    
    —Vamos a darle un poco de cariño, a ver si se anima. Ya saben cómo tratar a estas nenas. —Callate y dejate hacer —ordenó sin miramientos—.
    
    Entraron sin prisas, sin miedo, y se turnaron para seguir llenando el depósito del niño que no paraba de rebosar. De madrugada se refrescaron en río, satisfechos y se alejaron. Sólo Ramón se acercó al niño, le puso un billete en su mano y dijo:
    
    —No te preocupés, pendejo, —Sos un chiquito lindo, ¿sabés? No cualquiera aguanta lo que vos aguantás. 
«1234»